jueves, 4 de diciembre de 2008

SOM AND BANK: BANGKOK FOR SALE * *

Los retos del director hongkonés Oxide Pang Chung con este, en apariencia, convencional melodrama romántico, no son pocos: tener que seguir una desenfrenada narrativa videoclipera, y el explorar los recovecos de la convulsionada mente y personalidad de un joven, Bank (Pawarith Monkolpisit), con sus sádicos delirios. Un personaje bien construido, a pesar de las cortas expectativas que su nombre pueda arrojar.

Y si por momentos One Take Only (2001), parece un vídeo musical de MTV, es loable el control que mantiene Pang en su peculiar manera de narrar los encuentros y desencuentros de Bank, un traficante de drogas en las calles de Bangkok, y una prostituta adolescente, Som (Wanatchada Siwapornchai), jovencita que lleva una doble vida, alternando con ocasionales salidas con sus amigas, quienes nada saben de la profesión de su amiga.

Durante la primera parte del filme, se presentan las vidas de Bank y Som, en montajes alternos que muestran su cotidianeidad, así como episodios de su pasado. Bank proviene de un conflictivo núcleo familiar. Al mismo tiempo, y haciendo un uso atractivo de varios formatos de imagen (imagen virada, blanco y negro, etc), somos testigos de los sádicos arranques de violencia de Bank en distintas situaciones (la escena de la tienda de abarrotes es, simplemente, desternillante, un juego sádico y humorístico).

Hacia la mitad el filme tomará un giro formal drástico. Luego de prácticamente bombardear al espectador con toda esta imaginería de moderno virtuosismo visual, comienza lo realmente interesante. El personaje de Som, por ejemplo, va creciendo en interés, entendemos los motivos que la llevan a hacer lo que hace: la necesidad de mandar dinero a su madre para poder mantenerla. La película se transforma en un thriller, y por desgracia es poco lo que Pang ofrece en esta parte, con tintes de roadmovie a lo Tarantino, durante los líos en los que se enfrasca Bank por la fallida entrega de un valioso paquete de droga.

One Take Only acaba siendo un filme confuso en su narración, pero el oficio de Oxide Pang Chung (recordar The Eye y secuela), será notable en su original puesta en escena y en lo rescatable que resultan sus dos protagonistas. Lo reprochable es lo mucho que se estanca en su primera mitad con una demasiado larga descripción de sus personajes, enmarcada por su explosiva propuesta visual y por una banda sonora de música electrónica casi ininterrumpida.

Sin duda, una película con altas y bajas, que muestra la fascinación de Pang por filmar en Tailanda y su capital. Desaprovecha muchos personajes secundarios interesantes (esa amiga de Som, cuyo rostro evidencia un problema grave, pero que nunca toma forma, la niña que vende adornos descalza en la calle, ese amigo de Bank que lo acompaña en las entregas de droga), debido a que prefiere concentrarse más en arranques visuales que entorpecen el buen desarrollo de la película.

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