jueves, 12 de junio de 2008

DVD: THE CURSE OF THE JADE SCORPION * * * 1/2

Woody Allen se puso frente a las cámaras en The Curse of the Jade Scorpion (E.U., 2001), una de sus comedias más subvaloradas de los últimos años. Mucho del rechazo hacia esta revisión paródica de géneros clásicos, que han sido siempre del gusto del realizador neoyorkino, como el film-noir y los relatos hard-boiled detectivescos de los 1940-1950, es que Allen no pretende hacer otra cosa más que divertir y divertirse, con una historia sencilla, sin complicaciones en su realización y rodeado de un irreprochable y eficiente reparto.

Tampoco existe el retrato romántico de la ciudad de Nueva York (clásico en el realizador), pero sí un Allen transfiriendo sus habituales tics, neurosis y verborrea imparable en un detective de policia, C.W. Briggs, experto investigador al que no le ha fallado ningún caso, pero que sufre de una adicción a las carreras de caballos. Es como una mezcla del Philip Marlowe con Groucho Marx (con menos bigote), cuya aparente seguridad se ve perturbada cuando su jefe (Dan Aykroyd) le imponga a una atractiva asesora y asistente, Betty Ann (Helen Hunt, notable), con mucha de la seguridad de una Katharine Hepburn en sus primeros filmes.

Desde el inicio se adivina a qué quiere jugar Woody, y lo admirable es lo bien que sale librado de una estrategia que parecía destinada al fracaso. A la trama de una convencional screwball-comedy, se conjugará otra de investigaciones policiacas, con todo y femme fatale de por medio, en la bella y atemporal Charlize Theron (que parecía destinada a convertirse en la musa de Allen) en una pequeña participación en la película, así como un misterioso anciano ciego, que sacará de la nada pistas precisas para ayudar a C.W. en la misión que lleva a cabo: investigar el robo de unas valiosas joyas de una lujosa mansión.

Pero Allen juega una carta más, la de introducir un elemento fantástico: un mago -nada excéntrico- que recurre a sus poderes hipnóticos para poder utilizar al nada infalible C.W. y a Betty Ann, destinados a odiarse e insultarse todo el tiempo, para llevar a cabo sus maléficos planes. Tomando en cuenta la habitual musicalización jazzística y un admirable diseño de producción de su infaltable colaborador, Santo Loquasto, el resultado es una comedia ligera de un Allen incansable, sin duda menor, pero muy disfrutable. En los duelos verbales que sostiene con Helen Hunt, Woody tiene sus mejores momentos, hasta un final que, a pesar de no ser el mejor ni el más logrado, no deja con mal sabor de boca, sobre todo al ver a nuestro héroe retirarse sin las manos vacías. Claro, mientras nadie le diga la palabra mágica “Constantinopla”, las cosas irán bien.

++ Los extras incluyen ficha técnica, ficha artística, ficha de doblaje, trailer, entrevistas y filmografías.

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