jueves, 8 de mayo de 2008

CINESPAÑA: FRANKY BANDERAS * * *

El guionista Rafael Azcona, fallecido en marzo de este año, ofrece en Franky Banderas (España, 2004) una comedia más sobre los perdedores en búsqueda de un lugar en el mundo. En este caso, el mundo del espectáculo. Dirigida por José Luis García Sánchez (fallidísima Siempre hay un camino a la derecha/1997, el homenaje a Maria Zambrano en María Querida/2004, reseñada en este blog) el tema intenta combinar, con gracia y habilidad, la comedia con la crítica hacia el mundo de las estrellas infantiles, su explotación por adultos oportunistas y frustrados, sin oficio ni beneficio.

Lo que resulta gracioso, es que la historia escrita por Azcona tiene como centro a un niño, Paquito (el debutante niño Raulito), sin pizca de talento y a merced de Avelino Lechuga (Juan Luis Gallardo), un patético payasito de fiestas infantiles odiado por su público principal, es decir, los niños. Abelino descubre a Paquito durante un fallido casting, nada menos que vestido de mariachi e intentando cantar unas “rancheras”.

La aventura narrada en Franky Banderas, será la de ver cómo Paquito pasará de ser “El Jilguero de Madrid”, a tener el nombre artístico que da título al filme, “Franky” por Sinatra, y “Banderas” por... Antonio, según la “inteligente” estrategia de unos ejecutivos. Apenas y Paquito empiece a llamar la atención, con actuaciones callejeras, entrevistas de radio, etc., aparecerán en escena personajes no menos extraños, directa o indirectamente relacionados con el chico, queriendo sacar provecho económico de su rotundo éxito.

Es el ascenso y descenso de una “estrellita”, que quiere ser una mezcla de Ricky Martin y Michael Jackson (como afirma en su canción). En ese sentido, la actuación de Raulito involuntariamente llama nuestra atención sin mucho esfuerzo, simplemente colocándose frente a la cámara, haciendo gracias, sonriendo,... en pocas palabras, siendo él mismo. Sin hacer gran cosa, Paquito imprime un toque inocente y vulnerable al filme, más bien gracioso, ya que en verdad se cree cantante y bailarín consumado. Avelino será el iluso y farsante de la historia, sueña con el éxito internacional del niño, cuando la madre de “Franky” es una prostituta masajista, y uno de sus clientes es un anciano (Manuel Alexandre en un cameo extendido). Lo difícil será encontrar la salvación que el niño necesita, cuando todos no ven más que su propio beneficio.

El problema del filme, a pesar de ser entretenido gracias a su galería de insanos personajes, es que en su virtud lleva el pecado: no pretende ser más que una comedia sin mucho en qué profundizar y reflexionar sobre su tema, de ahí hasta un final abrupto, apresurado.

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