miércoles, 10 de abril de 2019

FIGHTING WITH MY FAMILY

Jack Lowden y Florence Pugh.
A la lucha libre poco o nada puede tomársele en serio, al ser más un espectáculo que un deporte. Pero lo mejor de una película como Fighting with My Family, es cómo logra que lo tomemos en serio, aunque sea por un par de horas, especialmente los que no somos ni fans ni muy afectos a ver las luchas de la WWE. En su segundo largometraje, Stephen Merchant sorprende enormemente con un filme que usa a la lucha libre más como una plataforma y telón de fondo para entregarnos un estupendo y disfrutable melodrama familiar.
La historia está inspirada por "The Wrestlers: Fighting with My Family", un documental sobre el caso real de la familia Knight, dedicada a la lucha libre en una pequeña localidad de Inglaterra. The Rock, quien actúa brevemente en el filme, descubrió el documental, y decidió llevar al cine la historia de los Knight, dedicados a dar espectáculos en pequeños locales, y que han hecho de las luchas su modo de vida. Nick Frost y Lena Headey, interpretan al papá y la mamá, respectivamente, cabezas de esta troupe de luchadores. Sin embargo, todo cambiará para la familia cuando Saraya "Paige" Knight, la única hija, y su hermano Zak (Jack Lowden), tengan la oportunidad de sus vidas para formar parte de la WWE, al ser invitados por un coach (Vince Vaughn, en plan férreo, duro, y algo despiadado) a una audición a los E.U.
La cosa será algo más que buscar gente dispuesta a subirse al ring, fingir golpes, dar saltos mortales, contorsionarse, y azotarse. Vince Vaughn les hará saber que se necesita más que eso, como tener personalidad, originalidad, autenticidad, y claro, tener condición física. En resumen, ser todo un "hombre/mujer espectáculo". El gran golpe para los hermanos vendrá cuando nada más sea uno de ellos, Paige, la gran afortunada en ser seleccionada. Y no es decir mucho el revelarlo (quienes vean el trailer antes lo adivinarán con facilidad). Es aquí cuando nuestra historia realmente empieza, cuando tanto Paige como Zak tengan que pasar una prueba más dura que el ser seleccionados, es decir, el crecer y el madurar; el aceptar que no siempre se gana, y especialmente, de demostrarse apoyo mutuo. La prueba será dura también para la familia ¿Será su fin como grupo de luchadores?
No es necesario ser fan de las luchas para disfrutar la película. Aquellos que no lo sean, y sientan que deben rehuir de ver el filme, no podrían estar más equivocados. Fighting tiene suficiente alma y corazón, además de un buen humor, sin llegar a ser una parodia del universo de las luchas. La trama termina siendo conmovedora en su segunda mitad, y lo que es notable, es la manera de Merchant por darle un tratamiento sensible a todo el asunto. Tal vez suene a una película más sobre el "querer es poder", de "luchar por lo que quieres y sueñas" (algo cercano a la versión femenina de Rocky, pero en las luchas, tal vez). Pero la actuación de Florence Pugh y de Jack Lowden están tan llenas de brío, fuerza, y emoción, que a la cuenta de tres ya estás en la lona, atrapado por una historia que en ningún momento quiere hacerte aficionado a las luchas, con todo y ser un descarado promocional para la WWE. En su escena final, quizás luches por ese nudo que se empiece a formar en tu garganta. 
⭐️⭐️⭐️ 1/2

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