jueves, 15 de noviembre de 2018

FIRST MAN

UN PEQUEÑO PASO PARA EL HOMBRE
Ryan Gosling dará el "gran saltó para la humanidad". 
En First Man, la misión más difícil para el astronauta Neil Armstrong (Ryan Gosling, magníficamente contenido), no fue tanto el haber llevado a cabo la histórica hazaña de ser el primer astronauta en pisar la Luna, aquel 20 de julio de 1969. Lo más retador en su vida, fue haber sobrellevado vuelcos emocionales y pérdidas, como la de su pequeña hija. First Man, el más reciente filme del oscarizado Damien Chazelle (ganador a Mejor Director por “La La Land”), nos presenta un astronauta, que más que ser un héroe, dispuesto a arriesgar su vida para aventurarse a viajar al espacio exterior, es un ser humano de carne y hueso, frágil y quebrantable.
Chazelle recrea la crónica sobre cómo Neil Armstrong, de ser un piloto temerario, que realizó vuelos a grandes altitudes que casi alcanzaron el espacio (la secuencia que abre el filme es angustiante), se convirtió en el líder de la misión espacial Apollo 11, y materializó la, hasta entonces, fantasía de llegar a la Luna (antes de que los rusos pudieran hacerlo). Chazelle lo hace con un contrastante estilo. Mientras las partes que se desarrollan en la Tierra, que muestran tanto la vida familiar de Armstrong junto a su esposa (Claire Foy, genial), ambos sobrellevando la pena por la muerte de su pequeña hija, y su entrenamiento en la NASA a mediados de los 1960, sin ser lentas en su desarrollo terminan siendo planas, las secuencias que tienen lugar en el espacio son las mejores y más emocionantes. Esto, en buena parte, debido a la gran recreación de época, cuidada en sus detalles técnicos. Son las partes que verdaderamente acaban atrapándote.
Se nota la influencia tanto de 2001: A Space Odyssey (el uso de la música, un elemento infaltable en las películas de Chazelle), como de Apollo 13 y, más recientemente, Gravity. De hecho, nada más los 30 minutos finales valen la entrada, en donde se muestra la misión final, desde el despegue junto a los otros dos astronautas, Buzz Aldrin (Corey Stoll), el segundo hombre en pisar la Luna, y Mike Collins (Lukas Hass), el tercer miembro de la misión. La película luce como si hubiera sido filmada en los 1960 (buen trabajo del director de fotografía Linus Sandgren), con colores desaturados y granulosos.
Steven Spielberg es el productor ejecutivo, por lo que el tema del núcleo familiar fragmentado es el tema principal, no tanto el de la misión espacial. Desde la pérdida de su pequeña hija, Armstrong (fallecido en 2012), se alejó más y más de su familia (incluyendo dos hijos), encerrándose completamente en la misión espacial, y en observar la Luna con su telescopio. Un hombre que, irónicamente, estuvo tan cerca de la Luna, pero tan lejos, física y emocionalmente, de su familia en la Tierra. Creo que a First Man unos cuantos minutos menos de metraje le hubieran caído bien. Aunque, honestamente, luego de ver los incontables momentos del entrenamiento de Armstrong, cuando finalmente consigue llegar a la Luna es un momento tan emotivo y espectacular (“Un pequeño paso para el hombre, un gran salto para la humanidad”, en la voz de Gosling), que uno siente que valió la pena la espera. 

No hay comentarios:

Vistas de página en total