viernes, 21 de septiembre de 2018

THE WIFE * * * *


Glenn Close y Jonathan Price.
Las malas noticias no llegan siempre por teléfono y cuando uno está dormido. Para Joe Castleman (Jonathan Pryce, genial) el teléfono sonará, temprano por la mañana, para darle la mejor noticia de su carrera como escritor: ha sido galardonado con el premio Nobel de Literatura. Junto a Joan, su esposa (maldición, cómo es que no vemos más seguido a Glenn Close en cine, está fantástica), festejará como niño brincando en la cama, antes de salir a Estocolmo a la ceremonia de premiación. El problema, es que no todo brilla en su matrimonio como parecería. Desde el primer minuto de The Wife, nos vamos adentrando en la a veces amarga, a veces alegre vida del maduro matrimonio. Descubriremos el desgaste emocional que viven, y que recibir un premio Nobel no es tan excitante como uno imaginaría.
En este vaivén narrativo, en el que viajamos entre el pasado, en donde través de flashbacks atestiguamos cómo Joe (Harry Lloyd) y Joan (Annie Stark, hija de Glenn Close) se conocieron y enamoraron a principios de los 1960, y el presente, descubriremos un hecho que dará un giro descomunal a la trama, y sacudirá intensamente la carrera del escritor. El detonante será un joven escritor y periodista (Christian Slater), quien vive acosándolos para arrancar secretos y confidencias para las memorias que planea escribir sobre Joe.
The Wife es un filme sobre el significado del éxito en el mundo del arte, con un mensaje en su tercer acto sobre el lugar de la mujer en el mismo. El pequeño cuadro de actores que gira alrededor de este gran tour de force formado por Jonathan Pryce y Glenn Close, se completa con Max Irons (hijo de Jeremy Irons), interpretando al frustrado hijo del escritor, quien sufre por no tener la atención y reconocimiento suficiente por parte de su padre.
Dirigida por el sueco Björn Rugen, el filme es un agridulce relato sobre la vida matrimonial durante la tercera edad, con resonancias al cine de Bergman, y que, por increíble que parezca, no es tan intelectual, o está muy adentrado en el tema de la literatura. No es que haya algo de malo en ello. De hecho, la película trata también -aunque no demasiado- sobre la creatividad y el oficio del escritor. Rugen se nota preocupado también por exhibir el mundo snob de los premios Nobel, desmitificándolos, mostrando lo vacío que pueden ser, y sin mucho significado.

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