viernes, 21 de septiembre de 2018

THE NUN * *


Taissa Farmiga.
Después de ver The Conjuring 2, muchos nos quedamos en ascuas por saber más sobre la demoniaca monja (con rostro de Marilyn Manson) que se aparecía en las visiones y pesadillas de Lorraine Warren (Vera Farmiga). A pesar de no aparecer mucho en aquel filme, la monja en cuestión consiguió atrapar nuestra atención, engancharnos, y dejarnos con ansias por saber más sobre el personaje. Desafortunadamente, este nuevo spin off de la franquicia de horror de The Conjuring, (y que puede funcionar como una precuela), luego de los 2 no muy exitosos filmes de "Annabelle", es una decepción en muchos aspectos.
No es precisamente una mala película de espantos. Sin embargo, no te revela absolutamente nada nuevo ni interesante sobre la monja del título (Bonnie Aarons), ni trae a la luz información sobre quién es -o fue- realmente el personaje. Es cierto, al final de The Conjuring 2 se nos revelaba algo (es recomendable verla primero antes de La Monja), pero una película dedicada a "la monja" merecía hacerle más justicia y darle más espacio (apenas y sale algunos minutos). Es decir, que nos enganchara todavía más. Nada de eso sucede.
Dirigida por Coryn Hardy (coescrita por James Wan, el artífice detrás de The Conjuring e Insidious), la historia es como de receta de cocina. Al inicio, parece un plagio de El Nombre de la Rosa. Un sacerdote (Demian Bichir), y una joven novicia en espera de tomar sus votos (Taissa Farmiga), son enviados por el Vaticano a una remota abadía en Rumania, para investigar el suicidio de una monja en circunstancias misteriosas. En su camino se encontrarán con un joven francés (Jonas Bloquet), que les servirá de guía y poco más. A partir de ahí, luego de los primeros 30 minutos, la película no será más que una serie de sustos calculados y pensados para hacer saltar a la gente de sus asientos. Lo malo, es que el filme no te asusta tanto como debiera.
El filme es funcional hasta cierto punto, ya que si estamos esperando un relato interesante, o al menos medianamente entretenido, aquí no lo encontrarán. Hay buenas ideas que en papel tal vez sonaron terroríficas (¡Esa madre superiora toda de negro, con el rostro oculto y sentada todo el tiempo en una silla! ¡Por favor!), pero que en el filme fueron pobremente aprovechadas. El sacerdote de Demian Bichir es un personaje blando y débil, tendiendo al cliché del sacerdote torturado emocionalmente, y sin verdaderamente completar su misión. Y con el resto de los personajes es lo mismo. Basta de películas inspiradas en The Conjuring. 

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