miércoles, 11 de septiembre de 2013

WIN WIN * * * 1/2

GANANCIA DOBLE. Paul Giamatti y su estrella deportiva, Alex Shaffer.

La película sigue una fórmula básica, tal vez muy vista con anterioridad: el chico deportista y talentoso, de carácter indomable, en una relación complicada con el mundo y con su entrenador, el cual no tiene  menos problemas. A pesar de todo, Win Win (2011) es una película muy visible, entretenida, con el corazón bien puesto y tremendamente bien actuada. Paul Giamatti está hecho para cierto tipo de personajes, aquellos de apariencia bonachona, pero que parecen llevar a cuestas todo el peso del mundo y sus habitantes. Su interpretación de dicho entrenador, a cargo de un equipo escolar de lucha grecorromana cuando no es abogado, marca todos los cuadros en la lista de aquellas cualidades, incluyendo la actitud de siempre estar escondiendo algo. La salvación para su equipo de chicos con mucho espíritu pero poca fuerza, es Kyle (Alex Shaffer, un campeón escolar de lucha en la vida real), un adolescente sin nadie en la vida más que su abuelo (Burt Young), a quien no conocía, y una mamá (Melanie Lynskey) en rehabilitación por drogas, tan talentoso en la lucha grecorromana que parece increíble a su corta edad. Mike (Giamatti), oportunista y con las mejores intenciones, se apunta para ser su tutor y darle una familia adoptiva. Bobby Cannavale da la nota cómica en el reparto, mientras que Jeffrey Tambor está ahí, como siempre, haciendo un gran papel secundario. Con todo y su tono de melodrama familiar televisivo, la película aplica una inesperada llave emocional al espectador,  imposible de resistir los tres conteos.   

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