miércoles, 30 de mayo de 2012

HUNGER * * * 1/2

Michael Fassbender antes de bajar drásticamente de peso.

Steve Mcqueen se ve en camino a formar una trilogía, teniendo todas las películas que la formen algo en común: impactantes y polémicas actuaciones del cada vez más sorprendente Michael Fassbender. Hunger y Shame (todavía no he visto esta última) han dado muestra del sobrado talento del actor irlandés de origen alemán, arriesgado y dispuesto a llegar al límite. En tanto puedo ver Shame, donde según sé Fassbender interpreta a un adicto sexual que no deja mucho a la imaginación en pantalla, Hunger (2008) es el primer largometraje de McQueen, una película que trata sobre las protestas y encarcelamientos de miembros del IRA (o ERI, en español) a principios de los 1980. A pesar de su rotunda sencillez narrativa, es una película que explica poco o casi nada sobre el trasfondo político de la historia. Al inicio de la película y al final, sólo se nos da brevemente, en unas cuantas líneas, una explicación de los hechos alrededor de los cuales giran los acontecimientos de la trama, casi toda  desarrollada dentro de una prisión en Irlanda del Norte.

La película sigue tres líneas narrativas. Primero, vemos a un guardia de seguridad de la prisión (Stuart Graham) prepararse para ir a su trabajo. Una escena nos muestra sus nudillos ensangrentados (más adelante sabremos por qué), para luego verlo arreglarse, desayunar y salir. Antes revisa su auto, temeroso de que tal vez haya una bomba oculta debajo y que al encenderlo pueda explotar. Su esposa lo observa nerviosa desde la ventana. Luego, un joven miembro del IRA (Brian Milligan) llega a la prisión, rehusándose en protesta a vestir el uniforme reglamentario. Los uniformes son para los criminales y él no se considera uno. Es registrado como "no cooperativo". El pobre sufrirá un calvario, encerrado en una prisión con otro miembro del IRA que nada más le habla en gaélico, además de encontrarse en medio de la protesta "No Wash". De tal modo, la celda se encuentra hecha una verdadera pocilga, con las paredes cubiertas de excremento y comida podrida y agusanada en un rincón. Parte de la protesta está encumbrada con la negación a bañarse y, de vez en cuando, regar orina por debajo de la puerta. Los guardias no sufren menos. Hay una escena en donde vemos la tortura que es para ellos bañar a uno de los prisioneros, entre golpes y jaloneos. Casi como tratar de bañar a un perro rabioso. Este prisionero es Bobby Sands, interpretado por Michael Fassbender.

Por otro lado, Bobby, luego de ser golpeado hasta la pulpa en el baño, tendrá planeado llevar a cabo otra huelga de hambre. Todo lo confiesa en un largo diálogo, el único dentro de la película, a  un amigo suyo sacerdote (Liam Cunningham), afirmando que esta huelga será mejor planeada que la última, donde otros prisioneros perdieron la vida. Ahora está dispuesto a llevarla hasta sus últimas consecuencias. Antes, Bobby sufriá golpizas y llevará a cabo disturbios, como aquella en la que los guardias les proporcionan ropa a los prisioneros y que no sigan desnudos. Se desata una batalla campal entre guardias y prisioneras. ¿Se puede culpar a los guardias de toda la violencia que tienen que llevar a cabo en prisión?

McQueen intenta en su película hacer un relato universal sobre los sufrimientos en prisión, los abusos (¿quién abusa de quién?), la guerra entre los terroristas y los guardias no nada más dentro sino fuera de la cárcel. Un discurso de Margaret Thatcher se escucha de fondo un par de veces, afirmando que los crimenes llevados a cabo por los terroristas seguirían siendo eso, crímenes, sin el carácter o etiqueta de actos puramente políticos. Tal era el motivo de las protestas en prisión, de la huelga de hambre llevada a cabo por Bobby Sands. 

En el intento de McQueen por tratar de darle a lo que vemos un caracter universal, resulta dificil conectar con todo lo que vemos si no se cuenta con más información sobre los hechos, algo más que unas pocas lineas al principio y al final. Sin embargo, la película es impactante visualmente en muchas ocasiones,  bien dirigida y su narración elíptica sumamente eficiente. Esto es una fortuna, ya que la actuación de Fassbender es por igual espectacular, su transformación física llevada al máximo (¡llegó a pesar sólo 58 kilos!), algo parecido a lo que hizo Christian Bale en "The Machinist", pero a su máxima expresión. Habrá que confirmar datos, ya que se dice que Bale llegó a pesar en esa ocasión 110 libras (unos 49 kilos). No acaba siendo un peligroso distractor para un sutil trabajo cinematográfico como este.

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