martes, 24 de abril de 2012

TILL HUMAN VOICES WAKE US * *

Normalmente, una buena película romántica que deambule por los temas de la memoria y los recuerdos de amores perdidos, de alguna forma se las arregla para conmovernos. Un ejemplo de esto puede ser The Notebook. Till Human Voices Wake Us (2002) no lo consigue del todo. Se queda a un tramo de llegar a ese objetivo. Uno de sus problemas, es que Michael Petroni, realizador y escritor del filme, cree que nos revela una gran sorpresa al final. Tenemos dos tramas: una instalada en el pasado, durante la adolescencia de un psicólogo (Guy Pierce, tan serio y solemne que hasta duele), y la principal en el presente, en donde el viaje al pasado de dicho psicólogo empieza con la muerte de su padre. Durante este largo flashback, narrado de manera intercalada y pausada, somos testigos de la entrañable relación que el personaje entabla con una chica (Brooke Harman), quien sufre cierta discapacidad en las piernas (tiene que usar aparatos ortopédicos como los de Forrest Gump). Ambos son sensibles, gustan de ver el cielo estrellado en un lago, leer y escuchar poesía. Mientras, el Dr. Sam Franks (Pierce), en camino a Victoria, Australia, conoce a una misteriosa mujer, perturbada y confundida, la cual no podría estar  mejor interpretada por Helena Bonham Carter. Sam la rescata luego de que esta intenta quitarse la vida, la lleva a su casa. La mujer sufre amnesia, no recuerda su nombre, de dónde proviene, hacia dónde va. Nada.

No estaría arruinando nada, ni soltando spoilers ni nada extraordinario, si dijera que, conforme los recuerdos del pasado adolescente de Sam avanzan, confirmamos que la misteriosa mujer es Silvy, su amor de aquella época. Es decir ¿cuál sorpresa? No es absolutamente difícil adivinarlo. Petroni nos lo revela al final como una gran vuelta de tuerca, como algo que debe dejarnos boquiabiertos. Sin embargo, si por algo vale la pena ver este, de todas formas, lento, cansado y algo aburrido melodrama romántico, es justamente por la historia de amor de los dos jóvenes. Es todo un rompecabezas que se va armando en la cabeza de Sam, el cual también sufre de lagunas mentales, de recuerdos "reprimidos". Lo verdaderamente interesante, será saber qué fue de la relación, por qué acabó, qué llevó a Silvy a acabar en estas condiciones. Lo malo, es que no todo acaba por se respondido satisfactoriamente, debido a un final poético y metafórico que me dejó poco satisfecho. Sospecho que en el cuarto de edición muchas escenas importantes acabaron en el suelo. Que bien hubiera sido haber visto mejor una película únicamente sobre el amor juvenil de Sam. 

Helena Bonham Carter y Guy Pierce.

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