domingo, 27 de marzo de 2011

SUCKER PUNCH * *

Emily Browning y su séquito de chicas mercenarias
en la no tan surreal "Sucker Punch".

El más reciente filme de Zack Snyder, Sucker Punch (2011) es una película que sorprende en ciertos niveles, pero decepciona en otros rotundamente. Por primera vez en su corta filmografía, una de sus películas está basada en una historia que no proviene ni de un cómic, una novela gráfica o que es el remake de una película, como sucedió en “300”, “Watchmen” y el remake de “Dawn of the Dead”, respectivamente. Estos trabajos de Snyder, en general, me gustaron, los considero rescatables. En especial, los dos primeros son estupendos desde un punto de vista visual. Sucker Punch prueba una cosa: Zack Snyder es un pésimo escritor, cuyo guión, descerebrado y estúpido, padece de lagunas y fallas desde el inicio. Es un guión que tal vez escribió en 3 horas.

El paupérrimo guión es una excusa simple para que Snyder despliegue un magnífico espectáculo visual, en cada uno de los episodios imaginados por la protagonista, Baby Doll (Emily Browning, la niña de “Lemony Snicket”). En ocasiones es sorprendente (veremos si Peter Jackson puede superar ese dragón en “The Hobbit”), y en otras, por el contrario, casi parece que estamos dentro de un video juego del Play Station. Estos episodios ocurren cada vez que Baby entra en una especie de trance, antes de verse obligada a bailar. El problema, es que parece que Snyder quiso plagiar pésimamente la idea de Christopher Nolan en “Inception”, ya que la protagonista nos lleva a una especie de “trance”,… dentro de otro “trance”. ¿Y a dónde nos lleva todo esto? A nada. Nada, por que la historia nunca funciona o es interesante en ningún momento.

Una idea aproximada de lo que es Sucker Punch, se puede tener si se mezcla “Moulin Rouge”, “Kill Bill”, “Inglorious Basterds”, “Avatar” y –en serio, créalo- “Lord of the Rings”; con unas gotas de “Shutter Island” y “Girl, Interrupted”. Ah, y agregue un toque gangsteril scorsesiano para darle cuerpo y sabor. Es tan caótico como suena. Al inicio, parece que nos enfrentaremos a un musical, y es que la introducción de Baby Doll no parece otra cosa que un vídeo musical de MTV.

Baby Doll es enviada a un hospital psiquiátrico, luego de que, en su intento de matar a su padrastro, asesina accidentalmente a su hermana menor. Esto con una canción al fondo de Annie Lennox, “Sweet Dreams Are Made of This”, cantada por la misma Emily Browning. En el hospital psiquiátrico, la chica se encuentra con el típico lugar escabroso, gris y terrorífico, en donde el resto de las internas presentan obras de teatro y bailes, a manera de terapia. De hecho, la película es una recopilación musical como la vista en “Watchmen”. En un episodio, en el que Baby Doll se imagina a sí misma como una chica samurai a lo Kill Bill, donde se enfrenta a gigantes y monstruosos samurais, escucharemos el clásico “Army of Me”, de Bjork.

El filme, que Snyder coescribió junto a un tal Steve Shibuya, está lleno de chicas preciosas, todas con nombres como Baby Doll, Sweet Pea (Abbie Cornish), Blondie (Vanessa Hudgens), Rocket (Jena Malone) y Amber (Jamie Chung). Todas formarán un grupo de amigas, quienes guiadas por Baby Doll, planean un escape del hospital, en el que intentarán apoderarse de un mapa, un encendedor, un cuchillo y la llave para salir. Baby imaginará esto como misiones especiales, en el que serán guiadas por un extraño ser imaginario (Scott Glenn), el cual nunca sabemos de dónde diablos ha salido. En tanto, el guardia en turno (Oscar Isaac) se dedica a hacerles la vida imposible a las chicas, el cual es imaginado por Baby como el dueño mafioso de un teatro burdelesco.

Carla Gugino vuelve a aparecer como secundaria (la vimos previamente en “Watchmen”), interpretando a una maestra de baile con acento ruso. La película, aparentemente ambientada en los 1950-1960, pocas veces tiene sentido, con un guión lleno de lagunas. ¿Qué hacen realmente Baby Doll y sus amigas en el mundo real mientras se encuentran actuando en sus delirios mentales? ¿Bailarán o qué? ¿De donde proviene su desbordante imaginación y todas las referencias cinéfilas modernas almacenadas en su mente si viven en los 1960? ¿Quién es el “Wise Man” interpretado por Scott Glenn? Habrá que esperar el DVD y ver si en sus extras encuentra las respuestas a estas preguntas.

++ Lo mejor: los efectos visuales y el diseño conceptual.
++ Lo peor: su pueril y hueco guión. 

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