jueves, 18 de febrero de 2010

THE WALKER * * 1/2

Woody Harrelson interpreta en The Walker a un experto en decoración, jugar canasta y pasar el tiempo con mujeres adineradas.




Después de su fallida incursión en el género de terror con la precuela de Dominion: The Exorcist, el gran guionista y realizador Paul Schrader regresó con algo muchísimo menos pretencioso y que, más bien, se encuentra en los terrenos del telefilme, The Walker (2007). Schrader no sale del todo avante en la experiencia de intentar dirigir este filme, que combina el thriller político y una trama wudunit.

Lo que más ayuda a Schrader es contar con un reparto de primer nivel. Woody Harrelson, un actor tan versátil y que siempre ha rehuido del estrellado de Hollywood, es el “Walker” del título. Es un tipo que pasea, claro, y gusta de hacerlo con maduras mujeres ricas. Y no lo hace por lo que uno podría imaginar. Su afición es simplemente juntarse con ellas para jugar canasta, chismear hasta por los codos y asesorarles en asuntos de decoración. Carter Page III, el “paseador” en cuestión, es homosexual y gusta de la buena vida. Carga con el peso de haber tenido un padre político influyente en Washington, del cual todo mundo se siente orgulloso, y ahí estarán siempre los demás para echárselo en cara.

En el reparto también se encuentran Kristen Scott Thomas, Moritz Bleibtreu, así como Lauren Bacall y Willem Dafoe en pequeños papeles secundarios. Como en toda trama wudunit habrá un crimen, el asesinato de rigor. Cuando la mejor amiga de Carter (Kristen Scott Thomas) se vea involucrada como la principal sospechosa en dicho crimen, aquel tratará de desentrañar quienes están detrás del asesinato. En The Walker no deja de sentirse el hecho de que estamos ante una película que, aunque es una pequeña producción más bien hecha para verse en televisión, pudo haber estado mucho mejor. Se nota que Schrader tuvo las manos atadas por cuestiones de presupuesto. El trabajo fotográfico es aceptable, el diseño de producción atractivo (la casa de Carter es todo un monumento a lo kitsch pero, extrañamente, refinado y de buen gusto), la edición es funcionalmente televisiva y las actuaciones son buenas.

No dejé de percibir que detrás de este, de todas formas, visible trabajo, hay una historia que pudo haber sido explotada mucho más. Hay un crimen con un trasfondo político, la ciudad de Washington como el escenario ideal para la hipocresía de muchos políticos; un discurso sobre la intolerancia hacia la homosexualidad y, sobre todo, como en todo buen relato de Agatha Christie, la doble moral de la clase alta y la burguesía. Todo esto ambientado en escenarios contrastantes: casas, salones y hoteles lujosos, junto a calles obscuras y bares gays, a donde Carter se interna como un reflejo de su doble vida. Además de su trabajo como decorador de interiores, Carter es un empleado ejemplar en una empresa de bienes raíces.

Aunque The Walker se queda a un nivel televisivo, Schrader sigue demostrando su maestría como guionista, con diálogos interesantes (incluso, son entretenidos los diálogos de Carter, en especial, cuando está jugando canasta con sus amigas), pero como decía, es una película con un portento de ideas al que le ha quedado chico el formato y el presupuesto.

++ A la fecha, The Walker no ha tenido estreno comercial en España y no se encuentra editada en DVD.

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