lunes, 21 de julio de 2008

ZAPPA * * * 1/2

El realizador danés Bille August logra en Zappa (1983) el retrato crudo de una juventud frágil y problemática, adaptación de la primera novela de una trilogía escrita por la también danesa Bjarne Reuter. La película narra la conflictiva existencia de un grupo de adolescentes durante la década de los 1960, con los detalles típicos de esta etapa de la vida: el descubrimiento de la sexualidad, el primer gran amor, los juegos escolares, aparentemente, “inocentes”, etc.

De hecho, August dirigió también la secuela, titulada Twist and Shout (1984), adaptación del segundo libro de Reuter, ambientada en la frenética época de la “beatlemanía” que asaltó a Europa en los 1960. Bjorn (Adam Tornsberg) es un joven de carácter frágil, fácilmente manipulable y apasionado. Junto a Steen (Peter Reichhardt), joven problemático y violento, Bjorn se dedica a atormentar a Folke (el ahora director y guionista Jonas Elmer), un chico algo pervertido. Los tres forman una pandilla liderada por Steen, involucrada en actos vandálicos y, por supuesto, en ligues con chicas.

August justifica el comportamiento de Steen por el problemático hogar del que proviene, y su mascota adorada es un pez enorme, cuyo nombre es el que da título a la película. La dirección de August es modesta, con un mínimo de ambientación y su mayor logro es el tratamiento que hace de sus personajes. Chicos de los que, de un momento a otro, brota una violencia contenida. Son impredecibles ante el, en apariencia, amigable entorno que los rodea. Es un relato de jóvenes en busca de su propia identidad, donde los padres toman una incomprensible distancia.

La premisa es clara: la violencia de los hijos se origina desde el hogar, en una deficiente educación impartida por los padres, en la falta de atención de estos hacia sus hijos. Esto es claro en la manera en que August muestra la relación más cercana que Folke lleva con su padre. Sin embargo, Folke apenas sale inmune de las malas amistades que le rodean.

Pero August es optimista, y Bjorn tendrá en su hermano menor una salvación, el único familiar del desorientado adolescente que sabrá darle lo que necesita: un cálido abrazo, comprensión ante la crítica situación en la que se encuentra. Durante la noche de año nuevo, tan sólo les queda observar optimistas los fuegos artificiales. Quizá el próximo año sea mejor.

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