martes, 10 de julio de 2007

DVD: ED WOOD * * * *

En Ed Wood (E.U., 1994), sexto largometraje de Tim Burton (con seguridad, una de sus obras maestras junto al Joven Manos de Tijera/1990), el inclasificable director rescata la figura de Edward D. Wood Jr., considerado el peor director de la historia del cine, responsable de películas en las que se agrupaban pésimas historias, producidas con presupuestos irrisorios y protagonizadas por actores improvisados. En general, proyectos caracterizados por estar realizados con poca o nula inteligencia .

Como realizador, el mismo Ed Wood era un improvisado, protagonista ocasional de sus propias películas, metiendo incluso en ellas a su novia, Dolores Fuller (Sara Jessica Parker). Interpretado por un muy inspirado Johnny Depp, Ed Wood es uno más de los personajes freaks e inadaptados que tanto han abundado en la filmografía de Burton, logrando -como casi siempre- que uno acabe en parte conmovido, en parte fascinado y -muy a pesar nuestro- admirando a este extraño sujeto, que no podía ocultar su inclinación por el travestismo ni en sus propios trabajos (en “Glen o Glenda”/1953, interpretaba a un hombre anhelando cambiar de sexo), así como declararse ferviente admirador de Orson Welles.

Ed Wood tratará de sacar provecho de su encuentro inesperado con un avejentado Bela Lugosi (magistralmente interpretado por Martin Landau, trabajo por el que ganó un Oscar a Mejor Actor de Reparto), a quien dará un papel en una de sus películas, para intentar sacarlo del olvido y devolverle su calidad de estrella, y de paso convencer a los productores para que le dieran financiamiento.

Ed Wood, gran admirador de Lugosi desde que lo vio en Drácula (Browning, 1931), logrará de nuevo poner al actor húngaro en la mira de la prensa, en el papel de un científico en Glen o Glenda (1953). Sin embargo, Wood pronto se dará cuenta que el poderoso conde Drácula de antaño, el gran “monstruo” cinematográfico por excelencia, es ahora un solitario anciano, que vive rodeado de unos perros falderos y con una terrible adicción a la heroína.

La película, filmada en blanco y negro, tiene todo su conmovedor y torturante encanto en la dependiente relación que se va forjando entre Ed Wood y Bela Lugosi (el mismo Burton ha confesado que se inspiró en su amistad con Vincent Price). Wood y Lugosi son una especie de príncipe y rey, entre una galería de personajes igual de raros y marginales, miembros de una parte de Hollywood obscura y relegada de todo el glamour y los grandes presupuestos. Wood y Lugosi tendrán también la relación de un dedicado nieto con su abuelo enfermo.

Wood intentará, ante todo, llegar a ser un cineasta tan independiente y bueno como Orson Welles (Vincent D’Onofrio), con quien tendrá un fantasioso encuentro, confesándole el mítico director que pasó los mismos problemas que él en la producción del Ciudadano Kane, obra maestra de la cual Burton tomó algunas referencias visuales en su diseño del filme.

Burton dota a su Ed Wood de cierta calidad de héroe incomprendido. A pesar de haber sido un guionista sin pizca de talento y un realizador para el cual la palabra perfección no existía (nunca hacía más de una toma en el rodaje de las escenas), Edward D. Wood Jr. -según nos enseña la película- simplemente quiso hacer algo diferente dentro de la industria en los 1950, luchar ciegamente contra fórmulas establecidas y el star system de Hollywood, encontrando en el reciclaje de pseudo celebridades, la materia perfecta –y más barata- para sus películas.

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