martes, 15 de noviembre de 2022

RRR

Ram Charan y N.T. Rama Rao Jr.
 

RRR recaudó nada más en la India la nada despreciable cantidad de 72 millones de rupias en el momento de su estreno (la cifra ha crecido hasta alcanzar, aproximadamente, las 3,500,000,000 de rupias en su totalidad), y no es de extrañarse. La película es una épica de 3 horas de duración, y no pertenece a Bollywood, sino a Tollywood, aquel que está producido en lengua Telugu. RRR está completamente hablado en lengua telugu, sólo que la versión estrenada en Netflix (al menos en México) sólo puede verse doblada al hindi. Sin embargo, dicho aspecto no va en detrimento del verdadero espectáculo que termina siendo RRR, que significa "Rise, Roar, Revolt", aunque según avanza la historia dichas letras van tomando otros significados.

El título tal vez suena demasiado simple para el calibre del filme, dirigido por S.S. Rajamouli (guionista de Baahubali, otra super épica de gran presupuesto), el cual mezcla ficción y realidad de una forma fantástica. RRR te engancha a tu asiento desde los primeros minutos, justo cuando su ritmo frenético se empieza a establecer. Son los años 1920, durante el colonialismo inglés en la India. Frente a un cuartel militar se encuentra un grupo de gente protestando, cuando uno de los manifestantes arroja una piedra a los militares y huye despavorido. Uno de los generales se ofrece a perseguirlo y atraparlo, pero uno piensa "imposible, no lo logrará, hay demasiada gente". No arruinaré la sorpresa para quienes no hayan visto el filme, tan sólo diré que es una de las mejores presentaciones de un personaje que jamás haya visto antes, impresionante y sorprendente.

Alluri Sitarama Raju (Ram Charan), es nuestro general en cuestión, pero entre los manifestantes se encuentra Komaram Bheem (N.T. Rama Rao Jr.), quien mira atónito la manera en que el primero se dispone a atrapar al agresor. Sólo que en la mirada de Komaram hay cierto reconocimiento en lo que observa.

Estamos ante uno de los filmes más espectaculares del año. Con todo y no ser 100 por ciento Bollywood, RRR tiene todo lo que puede esperarse en una producción del mainstream hindú, empezando por unos números musicales intensos, con coreografías y bailes que te quitan el aliento. Y lo mismo puede decirse de sus escenas de acción, las cuales, desde el arranque de la historia, con el encuentro de Alluri y Komaram, dos viejos y entrañables amigos, pero pertenecientes a mundos opuestos por completo, no obstruyen el desarrollo de la trama. Y esta última, considerando la duración del filme, no deja un cabo suelto.

Mientras Komaram es un humilde aldeano que habita en la jungla, y es capaz de pelear, cual Tarzán hindú, con enormes tigres, Alluri pertenece a la milicia británica y es visto como un traidor por la gente del pueblo al que alguna vez perteneció. En el mundo real, ambos personajes fueron figuras revolucionarias, pero nunca se conocieron. En el universo presentado en RRR ambos además tienen una fuerza y habilidades sobrehumanas.

La historia no tarda en convertirse en una de venganza, justo cuando Komaram, luego de un trágico incidente al inicio del filme, se da a la misión de rescatar a una niña que fue capturada de su aldea. Pero no lo tendrá fácil, ya que además de haber encontrado al objeto de su afecto en una guapa mujer británica, Jennifer (Olivia Morris), Alluri se encuentra investigando como infiltrado una revuelta, en donde se planea una conspiración en contra del ejercito británico, para derrocar a su principal jefe, Scott Buxton (Ray Stevenson).

Mientras todo esto que describo suena a una película tradicional de venganzas y rebeliones envuelta en la forma de un musical, RRR es un filme inclasificable. Hay una escena de acción que parece una mezcla de Jumanji con alguna otra como sacada de Avengers. Aunque suene ridículo, la secuencia es vibrante, emocionante, y espectacular, y sobre todo, muy cinética. Como todo el filme lo es en sí, el cual, dentro de su larga duración, contiene algo cercano a dos películas más, una de ellas una pequeña precuela sobre los orígenes de uno de nuestros héroes. Esta parte, que trata sobre la niñez de Alluri, ayuda a entenderlo como personaje y sus motivaciones, y a ver que tal vez no sea del todo el traidor que podríamos imaginar.

Y antes de que haya alguno que empiece a criticar al filme como una versión hindú de 300, con todo y peleas coreografiadas estilo Zack Snyder, donde cada golpe o espadazo es ralentizado para poder apreciarlo con lujo de detalle, S.S. Rajamouli ya nos ha enganchado con una historia mucho más interesante que la contada en 300. No trata únicamente sobre el significado de la amistad y lo que significa pertenecer a un pueblo, sino por sus revelaciones y vueltas de tuerca en su tercer acto, así como por el cierre del filme y su secuencia de créditos, formado por un número musical magnífico incluso en su diseño de arte.

⭐️⭐️⭐️⭐️⭐️
En Netflix

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