miércoles, 11 de mayo de 2022

SIN SEÑAS PARTICULARES

Mercedes Hernández como una madre en búsqueda de su hijo.


Junto a Noche de Fuego, Sin Señas Particulares era otra fuerte candidata a participar, por parte de México, en las nominaciones al Oscar para "Mejor Película Extranjera". En contraste, Sin Señas Particulares, dirigida por Fernanda Valadez, es un filme de un tono más tranquilo, cuya fuerza reside más en las imágenes que en las palabras. Sus diálogos son más dosificados, sus personajes más reducidos en número, y su historia, aunque más sencilla, no por ello es menos poderosa. La película de Valadez trata un tema social distinto, pero igual de contundente, la migración forzada a E.U., en donde algunas personas llegan a su destino, y otras no. La historia está dedicada a estas últimas. Lo más interesante del filme, es que desde su primer acto, ya tenemos tensión en ebullición, con los angustiantes minutos en que una madre, Magdalena (Mercedes Hernández, bastante bien), tiene que identificar en la morgue el que podría ser el cuerpo de su hijo. Tiempo atrás, vemos cómo su hijo decide irse a Oregon, en E.U., en una escena de una sensación onírica, como si Mercedes lo estuviera soñando o explorando en su memoria. Sin embargo, el chico al parecer no llegó al otro lado de la frontera, y ha estado desaparecido desde entonces. Luego de examinar el cuerpo, empieza para Mercedes un proceso burocrático, enfrentando un dilema complicado, aceptar o no que ese cuerpo, "sin señas particulares", es el de su hijo desaparecido. "No deje que la fuercen a decir que ése es su hijo, y que dejen de buscarlo", le aconseja una mujer en las mismas circunstancias. El decir que no, sin estar plenamente segura, significaría que se lleven el cuerpo a una fosa común como no identificado. Mercedes decide que el cuerpo no es el de su hijo, confiando en una corazonada de que aquel sigue vivo, para luego emprender una aventura sumamente complicada y buscarlo por su cuenta. Como decía, sin necesidad de muchos diálogos, el filme consigue transmitir la esperanza inquebrantable de la madre protagonista, la cual sabe de alguna forma que el chico sigue vivo en algún lado. Mercedes parte desde Guanajuato, y decide llegar hasta el norte y averiguar cuál fue el destino de su hijo, qué fue de él, y en dónde se encuentra. Si bien durante el duro viaje que Mercedes emprende nosotros decimos "Si su hijo estuviera vivo, ya hubiera recibido noticias de él, una llamada, o una carta". Pero es tal la empatía que la historia consigue construir, debido a la gran humildad y vulnerabilidad del personaje, que terminamos igualmente esperanzados como ella, por encima de toda duda. Esperanza que no cae, a pesar de escuchar el testimonio de un anciano en dialecto indígena, testigo de lo que pasó dentro del camión en donde el chico viajaba, y que concluye diciendo "el diablo está detrás de todo esto". Y al llegar al tercer acto, en esa secuencia obscura dentro de un maizal, en donde no vemos casi nada, ni rostros visibles, sólo gritos y profanaciones de fondo, nos cae de golpe contundente una vuelta de tuerca sorpresiva. De las mejores películas mexicanas del año pasado. ⭐️⭐️⭐️1/2 En #PrimeVideo y a la renta.

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