viernes, 17 de abril de 2015

CINDERELLA * * * *

BIBBIDIBOBBIDI-TÁSTICA. Lily James como
Cenicienta. 
Las adaptaciones al cine del clásico cuento infantil de Cenicienta han sido incontables. La más reciente, dirigida por el shakespereano realizador hollywoodizado Kenneth Branagh,  es digna de revisarse y no pasarla por alto como otra más del montón. La Disney gusta de regresar una y otra vez a sus clásicos del pasado, y casi nadie puede discutir que su versión animada de 1950,  es uno de sus clásicos inmortales. Esta nueva adaptación de Cenicienta, podría parecer una simple traducción de dicho filme animado con actores de carne y hueso. Pero hay más que eso en esta ocasión. 

En el primer acto, vemos el casi lacrimógeno drama sobre cómo Ella (Lily James), acaba huerfana siendo adolescente, luego de la muerte de su madre y padre. Su mamá le aconsejó siempre "ser amable y valiente". La trágica pérdida de su padre (Ben Chaplin), la llevarán a una vida infeliz, llena de abusos y a vivir prácticamente como esclava bajo el tiránico brazo de su madrastra, interpretada con malévola genialidad y mala leche por Cate Blanchett. La oportunista e interesada mujer, ha llegado a la vida de Ella para hacerla una pesadilla, junto a sus dos hijas, Drisella (Sophie McShera, la encantadora ayudante de cocina en Downton Abbey), y Anastasia (Holliday Grainger), las cuales acabarán apodando a Ella, Cinder-Ella, haciéndo burla de verla cubierta de cenizas de chimenea.

Esta nueva película de Cenicienta funciona para audiencias infantiles, que están por descubrir el cuento, y para las más adultas, que ya conocen la historia, su desarrollo y desenlace. Se redescubre     con efectos digitales, que hacen que la famosa transformación de la calabaza en el carruaje tenga un toque de espectacularidad y comicidad, incluyendo ratones generados digitalmente (no cantan ni hablan). Además, el diseño de producción es ecléctico, con una mezcla de varias épocas. El filme a ratos está ambientado en la Inglaterra Victoriana, pero en otro parece más inmerso en los años 1920s-1930s (la decoración de la casa de Cenicienta, y el vestuario de Cate Blanchett). También hay partes con un sabor a la Nanny McPhee (¿A qué hora aparecerá la Nanny McPhee para ayudar a Cenicienta?), especialmente por el vestuario colorido de las hermanastras.

Aunque con una aparición corta, Helena Bonham Carter está memorable como el hada madrina. Mantiene aquí intacto su lugar como el personaje icónico del cuento, la causa por la que está grabado en nuestra mente. El hada madrina hace su única aparición para concederle a Ella su deseo de acudir al baile real, en donde el príncipe (Richard Madden) espera reencontrarla,  y quizás contravenir los deseos de su padre, el rey (Derek Jacobi), de casarse con una mujer de la realeza. La magia tiene como límite la media noche, en donde todo vuelve a la normalidad, pero lo cierto es que la película cumple con todo lo que una película de Disney debe ofrecer, magia, entretenimiento, y humor en buenas dosis. 

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