miércoles, 4 de julio de 2007

DVD: DÉJÀ VU * * *

Con Déjà Vu (E.U., 2006), el británico hollywoodizado Tony Scott (hermano menor de Ridley Scott) sigue dejando patente que es el mejor churrero del momento. Sus filmes podrán ser de lo más inverosímiles, tendientes al caos, pero por alguna extraña razón acaban siendo endemoniadamente entretenidos.

El título alude al fenómeno psíquico, por el cual uno tiene la sensación de haber vivido ya antes alguna situación del presente. Scott trae de nuevo a Denzel Washington (protagonista también de Hombre en Llamas/2004) en una historia descabellada e inverosímil a más no poder, justo cuando en medio de una típica historia thrilleresca/policiaca, el asunto se convierte en una trama fantástica, por una maquinita capaz de ver hechos del pasado con lujo de detalle.

Luego del estallido de una bomba en un barco, que transportaba una tripulación de más de 500 personas formada por marinos y civiles, el oficial de policia especialista en explosivos, Doug Carlin (Denzel Washington), se dedicará a investigar el caso. La cosa se convertirá en un ajuste de cuentas en dos sentidos: primero, cuando Doug se entere que en el atentado murió su entrañable compañero, y en segundo lugar, cuando quede prendado de una chica víctima de la explosión, a la que podrá ver vivita y coleando a través de la mentada máquina del tiempo, 24 horas antes de ocurrida la explosión. Doug decidirá viajar al pasado para intentar prevenirla, y de paso, detener al criminal responsable (Jim Caviezel).

Ni se moleste en tratar de entender cómo funciona el dichoso aparatejo. Los expertos que la manejan sueltan un discurso pseudo científico, que ni Doug ni nosotros (ni creo que los mismos inventores) estamos entendiendo. En resumidas cuentas, un satélite toma imágenes de cualquier punto en la tierra, para que luego la máquina las reconstruya en un punto específico en el tiempo, para que luego te puede llevar a ti y lo que sea al pasado.

El relato tiene todo el sabor a un relato de Philip K. Dick (Minority Report/Spielberg, 2002 para ser precisos), pero en plan descerebrado. Sin embargo, muy aparte de esto, Scott se las arregla para conseguir un entretenido filme palomero, cuyos cabos se van atando uno a uno sin mayor problema. Lo mejor, es que visualmente la película luce tranquila, sin los típicos desplantes en edición y fotografía de Scott. Quedarán algunas preguntas por responder justo en el último minuto del filme, pero supongo queda a nuestro gusto responderlas como queramos.

1 comentario:

Anónimo dijo...
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