Por lo regular, la categoría de "Mejor Película de Animación" en los Arieles se caracteriza por ser pobre. No pobre en calidad, sino en número de nominados, cosa extraña, ya que creo que hay animación de calidad en el país (y no me refiero a películas de dudosa calidad, como las "Películas de Huevos" o la serie de filmes de "La leyenda de la Nahuala" y demás). Este año, por ejemplo, sólo hubo dos nominadas: "Día de Muertos" (la cual no he visto, pero imagino que es una copia de Coco, mezclada con El libro de la Vida), y Olimpia. No había pierde en cuanto a cuál resultaría ganadora, ya que Olimpia es un ejercicio de animación por rotoscopia más interesante (y no muy practicado aquí), y que además trata un tema de más alcance e impacto: el movimiento estudiantil de 1968.
Olimpia fue realizada por estudiantes de la escuela de Diseño Gráfico de la UNAM, universidad en donde se ambienta buena parte de la historia, quienes intervinieron a mano cientos de fotogramas, incluyendo también material de archivo, y fragmentos de la película documental El Grito; pintándolos a mano, y juntando todo más tarde para conseguir un filme animado como tal. De hecho, recuerda a Loving Vincent, hecho con la misma técnica, y aunque este filme sobre Van Gogh es, para mi gusto, más inventivo y creativo visualmente hablando, Olimpia, con todo y sus errores, vale la pena revisarse.
Dirigida por José Manuel Cravioto y Gabriel Mariño, la película arranca justo con las primeras protestas de estudiantes, y con la organización en la UNAM del movimiento. El líder intelectual (Diego Cataño) prepara a los primeros jóvenes para enviarlos a recaudar dinero para "la causa", y a repartir volantes, para informar a la sociedad de los objetivos del movimiento. Ahí, coincidirán Rodolfo (Luis Curiel), un estudiante de Arquitectura aficionado a la fotografía, el cual, según dice, no tiene muy claro todavía por qué va a entrar al movimiento; y Raquel (Nicolasa Ortíz Monasterio), su amiga, estudiante de Filosofía y Letras, cuya pasión es escribir.
Hernán (Daniel Mandoki), un estudiante del Politécnico, y también aficionado a la fotografía, visita la UNAM para tomar fotos sobre el movimiento que se está gestando, luego de hacer lo mismo en las marchas, que han tenido lugar en la calle. Así, el movimiento estudiantil termina uniendo sus destinos, y sin revelar mucho lo que viene después, basta decir que sus vidas quedarán marcadas. Las cosas se pondrán muy difíciles, luego de que los militares entren a la UNAM para intentar neutralizar el movimiento, y capturar a los jóvenes involucrados. Raquel será buscada por su mamá (Tiaré Scanda) y su hermana (Valentina Buzzurro), al no saber nada de ella luego de la invasión a la universidad. Hernán tiene las últimas fotos que tomó de Raquel, pero eso le traerá dificultades con su papá (Rolf Petersen), el cual tiene un puesto de alto rango en el gobierno. En tanto, Rodolfo encontrará una nueva pasión, el cine, y junto a estudiantes de cine se dedicará a filmar todo lo que pueda sobre el movimiento (según el filme, él tomó muchas imágenes de archivo que aparecen en El Grito).
La película tiene algunos detalles anacrónicos, errores como el ver en las escenas de calle a uno que otro extra con cortes de cabello del 2018-2019, u otros detalles que tienen que ver más con diseño de producción, como el ver al estudiante de cine con lentes demasiado modernos (se ven más de los 1980, que de los 1960). Mientras, hay actuaciones muy planas, como la de Rolf Petersen, o la de Nicolasa Ortíz, quien se queda muy corta en su personaje de poeta e intelectual, con una actuación algo pobre, incluso acartonada. Por ejemplo, la lectura que hace del poema que cierra la película se oye descuidada, y pudo haber estado mucho mejor. Se siente que los directores se conformaron con una o dos tomas de la lectura.
Al final, con todo y sus fallas, Olimpia es rescatable, a pesar de lo caótico de su estructura y narración, gracias al buen trabajo de animación en rotoscopia que consiguieron los futuros diseñadores; pero también por el tema, el cual, es evidente, todavía tiene mucho qué ofrecer y decir en cine. #Arieles2020
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