En una entrevista a Johnny Depp, con motivo del estreno en Inglaterra de "Alice in Wonderland", Mark Salisbury (de la revista Time Out), calificó al libro de Lewis Carroll, “Alice’s Adventures in Wonderland” (1865) como “obscuro, surreal y perturbador”. El periodista añade que debido a la adaptación animada de Disney (de 1951), se tiende a pensar sobre el libro como algo “más dulce, y con un extraño encanto”. No podría estar más de acuerdo con él.
Lewis Carroll, matemático y pionero del retrato fotográfico en el siglo XIX, logró construir relatos complejos, que desafiaban toda lógica, tanto con "Alice's Adventures in Wonderland", como con "Through the Looking Glass", la segunda parte (dedicados a una niña llamada Alice Liddell, de quien Carroll fuera tutor). Aunque los libros se consideran una parodia sobre la monarquía victoriana, sus personajes transmiten profundas ideas filosóficas (¿Sabes quién eres realmente Alice?, le pregunta a la niña la Oruga Azul), y que llegaban a rozar el absurdo.
El siempre inclasificable director Tim Burton, ofrece aquí su muy personal visión de Alice's Adventures, con las inevitables licencias artísticas. Alice (Mia Wasikowska, la atormentada chica de “In Treatment”), ahora de 19 años, regresa, no a Wonderland, sino a ”Underland”. Vale decir, que Alice in Wonderland, al menos visualmente hablando, es uno de los trabajos más ambiciosos de Burton. Es tan personal su versión del libro, que el "Jabberwoky" (tomado del pequeño poema incluido en “Through the Looking-Glass”) es imaginado como un dragón negro (voz de Christopher Lee). Alice, como una especie de Juana de Arco, llega a enfrentar al dragón sobre un tablero de ajedrez, portando una espada mágica.
Encontramos en el filme personajes de ambos libros, todos conviviendo en un mundo gris y triste, debido a que la cabezona Reina Roja (Helena Bonham Carter, simplemente genial) ha gobernado al “País de las Maravillas” de un modo tiránico por mucho tiempo. En una combinación de algo cercano a The Chronicles of Narnia y The Wizard of Oz, tenemos una “reina mala” y una “reina buena”, esta última encarnada por la Reina Blanca (Anne Hathaway). Ambas monarcas, de hecho, son unas hermanas que han vivido peleadas desde siempre.
Huyendo de tener que unirse en matrimonio por conveniencia con un tipo, Alice vuelve a encontrarse al Conejo Blanco (Michael Sheen), y decidirá meterse nuevamente a la madriguera que la llevará a Wonderland. Sin embargo, nadie le creerá que es la misma niña que estuvo aquí mucho tiempo atrás, Ni la Oruga Azul (Allan Rickman), ni los gemelos Tweedledee y Tweedledum (Matt “Little Britain” Lucas), o el Gato Cheshire (Stephen Fry), aceptarán el hecho de que la chica que tienen enfrente es Alice. Hay personajes "narnianos", que son más de la "cosecha" de Burton y su guionista, Linda Woolverton: una ratoncita valiente (Barbara Windsor), y un sabueso (Timothy Spall), esclavo de la Reina Roja. Ah, sí, y Stayne (Crispin Glover), un lacayo de la reina, con un parche en forma de corazón en el ojo, y el rostro marcado por una cicatriz.
Johnny Depp tiene su oportunidad de "cambiar de piel" y metamorfosearse en su interpretación del famoso "Sombrerero". El Sombrerero Loco es aquí alienado, tímido, y algo inadaptado, es decir, totalmente "burtoniano". Su apariencia es la de un espantapájaros, cruzado con un pálido payaso pelirrojo, de grandes y locos ojos verdes. Su debilidad, es sufrir de arranques de ira, cambiando de color cada vez que esto sucede.
Hay una química de amor platónico entre el Sombrerero y Alice, quienes se apoyan moralmente hasta el final. El Sombrerero le dará a Alice el consejo que necesita: “No vivas complaciendo a los demás”. La película corre el peligro de caer en cierto letargo hacia la mitad, pero si uno deja de lado una actitud purista, Alice in Wonderland acaba siendo muy disfrutable. Está lejos de ser lo mejor de Burton, pero al final, su intención no es otra que conseguir una entretenida película fantástica, con espectaculares efectos especiales. Con todo ¿ha habido alguna fiel adaptación cinematográfica del libro de Carroll? No creo. Además ¿es posible hacer una adaptación 100 por ciento fiel de las, de por si, muy complejas historias?