Por alguna razón, los insectos siguen siendo los protagonistas principales de la mayoría de las producciones animadas de hoy en día. Bee Movie (E.U., 2007), la nueva película animada de la Dreamworks, es la más reciente demostración de este hecho: todavía hay mucho por ver en el género sobre el microuniverso de los insectos. En esta ocasión, es el mundo de las abejas, en una fábula que sigue guardando los mismos defectos de las películas animadas de la Dreamworks: tenemos una buena idea argumental, que falla por su poco cuidada y consistente trama.El filme tiene un buen comienzo. Barry (voz de Jerry Seinfield, productor y coescritor de la cinta), es una abeja que luego de graduarse, descubre con mucha inconformidad que deberá seguir el mismo destino de todas sus demás compañeras: ser una abeja obrera y fabricar miel dentro del estandarizado sistema de producción del panal. Barry y su amigo Adam (voz de Matthew Broderick), se dan cuenta que las abejas “piloto” que salen a buscar polen, llevan una vida más excitante y, además, tienen más éxito con las hembras. Barry decidirá enlistarse en dicho cuerpo, a pesar de ser bajito y no tener el físico adecuado.
Sin embargo, en su primer salida al mundo exterior y aprender a polinizar flores, Barry acabará perdido, hasta que una guapa florista, Vanessa (voz de Renée Zellweger) lo
salva de morir aplastado. Entre enamorado y agradecido, Barry inicia una amistad con Vanessa, una aventura que lo llevará a descubrir que los humanos son productores y consumidores de miel, a base de esclavizar en las granjas apícolas a las abejas, encerradas e intoxicadas por el humo de los apicultores. Indignado por el hecho, Barry dejará de lado su platónico amor por Vanesa, para iniciar un juicio contra los humanos en presencia de las abejas explotadas.Dirigida por Steve Hickner y Simon J. Smith, Bee Movie no falla a la hora de ofrecer escenas espectaculares, como siempre en las películas de la Dreamworks (la escena del primer vuelo de Barry, su viaje por las calles en varios autos), además de funcionar como una aventura didáctica del universo de las abejas y la producción de miel. Aunque me parece que el filme (escrito por 4 guionistas) está sobrecargado de gags que no son del todo buenos (hay muchos durante el juicio que podrían haber quedado fuera) y varios personajes que no aportan nada, pensando los guionistas que nos harían reír mucho (cosa que no logran mucho), como Sting, Ray Liotta y hasta una versión de Larry King en forma de abeja.
Si en Ratatouille (Lasseter, 2007) vimos lo excelente que funcionó un argumento en el que un cocinero entabla una peculiar amistad con una rata aspirante a chef, sin necesidad de intercambiar una sola palabra, en Bee Movie esa misma premisa se intenta desarrollar sin éxito, ya que entre Vanessa y Barry nunca habrá una entrañable química, con todo y que incluso se hablan.
Pero bueno, tal vez estoy siendo demasiado exigente con un filme animado que al final se nota hecho para el puro y llano entretenimiento familiar, con una técnica de animación irreprochable y que goza de un buen trabajo de vocal, en especial de Jerry Seinfield, que hace que Barry nos caiga bien con naturalidad y sin mucho esfuerzo.













Mientras veía Meet The Robinsons (E.U., 2006), no podía dejar de felicitar por dentro a la Disney por haber acertado en su segundo largometraje animado en 3D, luego del tropiezo cometido en el anterior, Chicken Little (Mark Dindal, 2005), realizado con la Walt Disney Feature Animation, su productora especializada. Meet the Robinsons no será completamente perfecta, ni muy original que digamos, pero lo importante en la película es una auténtica preocupación de la Disney por contar una historia interesante, conmovedora, cuidando a sus personajes y el guión, teniendo como fondo una magnífica técnica de animación, que ya sería de extrañar que esto último no fuera uno de los puntos fuertes del filme.
En el sexto largometraje del cineasta Neil LaBute, Possession (E.U., 2002), la propuesta narrativa del director es yuxtaponer dos tramas distintas y casi independientes entre sí. Una de ellas, queda opacada y fuera de lugar por la otra, mucho más interesante, teniendo unas cartas escritas por un poeta del siglo XIX, como el objeto que unirá ambas historias. Roland Michell (Aaron Eckhart), un estudiante estadounidense de literatura inglesa, lleva a cabo una investigación en la Londres actual, sobre un poeta victoriano del siglo XIX, Randolph Henry Ash (Jeremy Northam), entusiasta investigador también de Biología y Botánica. Buscando datos en una biblioteca, Michell se topará con unas cartas de Henry Ash, que tratan sobre su encuentro en una fiesta con Christable LaMotte (Jennifer Ehle), también poetisa, donde él deja ver que está dispuesto a iniciar una relación amorosa con ella.







Era inevitable que tras el éxito de Toy Story (John Lasseter, 1995), la Pixar-Disney decidiera producir la secuela, Toy Story 2 (E.U., 1999) en la que pudieran continuar las aventuras del grupo de juguetes encabezados por el vaquerito Woody (voz de Tom Hanks), convertido ahora en el mejor amigo de Buzz Lightyear (voz de Tim Allen). Como pocas veces sucede en la mayoría de las secuelas, esta segunda parte de Toy Story es casi tan buena como su antecesora. En esta ocasión, la preocupación de sus realizadores, entre los que repitió John Lasseter en colaboración con Ash Brannon y Lee Unkrich, ha sido ofrecer un filme con más acción, humor y aventuras, sin abandonar del todo la premisa sobre el valor y amor de los niños hacia sus juguetes.