Joaquín Cosio y Tate Ellington. |
De lejos, Belzebuth es un repaso de todos los clichés habidos y por haber de películas diabólicas y sobre posesiones demoniacas. No le fue mal en las nominaciones de los Arieles eso sí, consiguiendo varias en rubros técnicos, como Mejor Maquillaje, Mejor Sonido, Mejor Diseño de Arte, así como Mejores Efectos Visuales y Efectos Especiales, consiguiendo el premio en estos dos últimos rubros. Confieso que antes de ver la película imaginaba que iba a ser una total decepción. Para mi sorpresa, no lo fue tanto, ya que, en comparación a recientes filmes mexicanos de horror (como el remake de Más Negro que la Noche), Belzebuth termina teniendo algunos momentos escalofriantes y de miedo.
Dirigida por Emilio Portes, la película sabe a pan con lo mismo, pero el realizador le da la vuelta a varios de los clichés que recicla de otros filmes, como El Exorcista, y de todo el extenso catálogo de películas de exorcismos, haciéndolos funcionar en favor de la historia. Por ejemplo, el protagonista es el clásico detective de policía amargado, lleno de furia contra el mundo, antisocial, y agresivo. Emmanuel Ritter (Joaquín Cosio, muy bien), nuestro perpetuamente malencarado detective, sufrió la pérdida de su esposa e hijo recién nacido, durante un macabro incidente en un hospital, en donde una enfermera, fuera de sí, asesinó a varios bebés.
Ivan Franco (Tate Ellington), un sacerdote norteamericano, dedicado a investigar fenómenos paranormales, se encuentra investigando esta masacre, así como otras similares que ocurren 5 años después. Conclusión (¡sí, adivinó!): una entidad demoníaca se encuentra detrás de todo. Sin embargo, cuando Franco conozca a Ritter y quiera hablarle de sus investigaciones, se encontrará con un violento, escéptico, y no muy amistoso tipo, el cual necesitará pruebas para convencerlo de que algo maligno y fuera de este mundo está detrás de estos crímenes.
Lo que viene después nos lo sabemos más o menos de memoria: el Mesías ha llegado (y no es nuestro actual presidente), reencarnado en un pequeño niño, Isa (Liam Villa), y el demonio quiere acabar con él. A pesar de que su inglés es casi ininteligible, Ritter y Franco pudieron haber hecho buena química, como sacerdote y policía peleando contra el diablo. El problema, es que el guión (escrito por el mismo Portes y Luis Carlos Fuentes), se empeña demasiado en poner a Ritter en una ira violenta y constante, cosa que apaga la buena química que estaban empezando a construir ambos personajes. Es más, el detective termina siendo tan insoportable, que ni con su regordete colega (José Sefami) se lleva del todo bien.
Las cosas no tardan mucho en ponerse algo ridículas, dignas de un filme serie B, cuando a escena entra Vasilio Canetti (Tobin "Saw" Bell), un ex sacerdote estadounidense, que ha sido excomulgado por la Iglesia, y al que califican de loco. Canetti lleva símbolos satánicos y secretos tatuados en todo el cuerpo, y se encuentra dando refugio y protección a niños a quienes cree son reencarnaciones de los mismos apóstoles.
Con todo y sus problemas, Belzebuth termina siendo culposamente entretenida; de esos churros que saben mejor acompañados con palomitas. Las escenas de los exorcismos en los narco túneles son de lo rescatable del filme, así como los efectos especiales, los cuales sí terminan siendo buenos. El Cristo en la cruz animado digitalmente resulta impresionante y espeluznante al mismo tiempo. Te hace ver que el premio Ariel fue merecido, así como la nominación a Mejor Sonido. #Arieles2020
⭐⭐1/2
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