En un momento sublime de Public Enemies (2009), el más reciente thriller dirigido por el especialista en el género Michael Mann, uno de los más famosos roba bancos en la historia de Estados Unidos, John Dillinger (magnífico Johnny Depp) observa una escena de Manhattan Melodrama (1934), en la que la bella Myna Loy le dice al gangster interpretado por Clark Gable: “Adiós ‘black bird’ ”. Dillinger observa casi en trance esta imagen, recordando a su amada Billie Frechette (Marion Cotillard), minutos antes de morir abatido por la policia afuera de ese cine.
En Public Enemies, Michael Mann regresa al formato digital, siendo este su tercer filme desde su experimento técnico en Collateral (2004). Siento que a Mann le falta todavía mucho por afinar y concretar dentro del formato digital. Para la filmación de esta película, Mann usó cámaras de alta definición Sony, combinando también celuloide tradicional. El resultado: una fascinante historia de gángsters, que nos lleva al Estados Unidos de la gran Depresión en los años 1930, para narrarnos nuevamente en cine la historia de John Dillinger, un roba bancos que fue el dolor de cabeza de la policia, debido a sus constantes fugaz de prisión.
Michael Mann consigue una película con un toque anacrónico, en especial por su banda sonora. Lo mismo tiene canciones antológicas de Billie Hollyday (Love Me or Leave Me, The Man I Love, Am I Blue?, por ejemplo), o a Diana Krall interpretando Bye Bye Black Bird con un estilo moderno, como un poco de rock, combinada con la portentosa banda sonora original escrita por Elliot Gondenthal.
Está fuera de discusión, que lo mejor en una película de Michael Mann siempre son las escenas de acción y tiroteos. En esta ocasión hay mucho plomo, persecuciones y violencia. La película abre con la adrenalínica fuga de Dillinger de prisión (rodada en el lugar original) junto a miembros de su banda, tan sólo una pequeña muestra de lo que vendrá después, es decir, suspenso bien construido y en estado puro. Hay momentos en que uno siente que la historia podría estar desarrollándose en la época actual, debido a que la película tiene una mínima ambientación de época, que se reduce a una buena cantidad de autos de época, un gran diseño de vestuario, peinados y pocos elementos más.
Lo que importa a Mann, es situarnos justo al lado de los gángsters y policias, en las fugaces escenas de los robos, donde lo más importante para Dillinger era recurrir a la violencia lo menos posible, y nunca matar a nadie. Estamos en medio del acecho de los policias a la banda de Dillinger, perseguido por el frío teniente Melvin Purvis (Christian Bale, estupendo), sentimos las balas pasar cerca de nosotros.
Public Enemies es una película, además, esencialmente masculina. Los personajes femeninos y su participación quedan reducidos a su mínima expresión. Es también el retrato de una época turbulenta, vista a través de la tecnología más moderna de principios de siglo XXI. La época de los primeros años del FBI, dirigida por su fundador (y uno de los más grandes ladrones que haya visto el gobierno estadounidense), Edgar G. Hoover (Billy Cudrup), iniciando, como dice en una escena, su “guerra contra el crimen organizado”.
El problema que sigo teniendo con Michael Mann, un director que, de todas formas, siempre me ha agradado, es que este cambio a la tecnología digital sigue arrastrando ciertos problemas en la narrativa de sus películas. No es que Public Enemies sea difícil de seguir, sino que su narración es rígida, poco inspirada. A veces sentía que el suspenso en lugar de crecer, iba más bien en declive. De hecho, es en el inicio y el final del filme, en donde está lo mejor, narrativamente hablando, de Public Enemies.
Y creo que no ayuda mucho la irregular fotografía digital y analógica empleada por Mann. Junto a impresionantes escenas de día, en las que realmente se nota la calidad digital y la alta definición que te deja sin aliento, las escenas nocturnas son las que siguen sin soportar bien el formato digital, con una baja calidad visual. Pero ya es un hecho que Michael Mann (junto a George Lucas), tiene su lugar como pionero en el uso de la tecnología digital en la filmación de sus películas, que según cuentan, es mucho más económica.
++Lo mejor: las escenas de persecuciones y tiroteos, como es costumbre en una película de Michael Mann.
++Lo peor: lo irregular de su fotografía digital.