martes, 6 de diciembre de 2016

DOCTOR STRANGE * * * 1/2

EXTRAÑO E IMPACTANTE.  Benedict Cumberbatch
El papel de Doctor Strange le quedó como anillo al dedo a Benedict Cumberbatch. El actor británico ha sabido dotarle al personaje mucho de su Sherlock televisivo, en ese toque antisocial, frío, engreído, y emocionalmente apagado que describe al doctor del título. Adaptación del cómic de Marvel, Stephen Strange es un prodigioso y renombrado neurocirujano, quien mientras hace maravillas en el quirófano, su vida personal tiene cuarteaduras y necesita reajustes. Su exnovia (Rachel McAdams) es también una doctora que trabaja cerca de él, en el mismo hospital. Dirigida por Scott Derrickson, Doctor Strange cuenta la historia de cómo la carrera de nuestro neurocirujano queda completamente destruida debido a un accidente automovilístico, que deja sus manos destrozadas. ¿Les suena esto familiar a los fans de los cómics? ¿No es así como casi siempre cambian las vidas de los súper héroes en los cómics, y encuentran el sentido de sus existencias?. Para Strange no será diferente.

Dicho acontecimiento hace que el doc viaje a Kamar-Taj, en Nepal, a buscar una cura que le devuelva sus manos. Esto luego de escuchar la historia de un hombre paralítico, que recuperó la movilidad al visitar a una mística, Ancient One (Tilda Swinton, interpretando un personaje que originalmente en el cómic es hombre y asiático), una especie de gurú-guía espiritual-sensei-mentora. Strange se convierte en su discípulo, y bajo su guía logrará expandir su mente, despertar su conciencia, y limpiar su karma de mucha mierda que trae consigo. Las lecciones incluirán viajes astrales y teletransportación, a través de chispeantes movimientos con los brazos. Pero lo que realmente le dará poder, es un extraño medallón con la figura de un ojo, así como una capa que le permite flotar. 

Lo más sorprendente de Doctor Strange, es el nivel de sofisticación visual que alcanza en muchos momentos, en comparación con otros filmes de superhéroes. Sus efectos especiales son impactantes, que convierten a la película en una aventura caleidoscópica, que dobla -y redobla- tu mente. Hay  escenas estilo Matrix e Inception que te dejan boquiabierto, en donde nuestro héroe pelea con villanos en medio de edificios que se doblan y fragmentan. La película tiene imágenes que recuerdan también las cíclicas obras de M.C. Escher. Hay que admitirlo, no es algo que uno vea todos los días en la adaptación cinematográfica de un cómic. 

Hablando de villanos, Mads Mikkelsen interpreta al maloso, Kaecilius. Desafortunadamente, no se le da el tiempo suficiente en la historia. Poco o nada conocemos del villano, excepto que al inicio ha robado de la biblioteca de Ancient One un antiguo libro de gran importancia, y que desea destruirlo. O algo así. De algo estamos seguros: una película de superhéroes sin un villano interesante; una némesis que tenga una auténtica y amenazadora presencia, cae en el peligro de pasar desapercibida.

Por fortuna, Doctor Strange se salva, no nada más por el aspecto visual y sus impactantes efectos especiales, sino por ser, al final de cuentas, entretenida. A pesar de tener diálogos de cierto aire filosófico ("¿Cuál es el sentido de la vida, si no la muerte?", dice Ancient One a Strange), no pretende ser tan profunda, seria, o solemne, como podría sospecharse. Tiene dosis de humor, nada que sea para carcajearse, sino simplemente humor funcional. El reparto es bueno, y además de Cumberbatch y Swinton, incluye a Chiwetel Ejiofor, como el misterioso brazo derecho de Ancient One, y a Benedict Wong (Kublai Khan en la serie "Marco Polo"), quien interpreta al bibliotecario-guardián de los libros secretos. ¿Veremos en el futuro al Doctor Strange como un Avenger? Si te quedas al final de los créditos, lo sabrás.

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