jueves, 27 de agosto de 2020

BOOKSMART


Beanie Feldstein y Kaitlyn Diver
Algo demuestra Booksmart, debut en la dirección de la también actriz Olivia Wilde, y es que los dilemas y preocupaciones de los jóvenes de los 1980 y de los actuales "millenials", no han cambiado mucho. Me refiero a aquella década en especifico, por que fueron esos años cuando John Hugues hizo sus mejores películas sobre adolescentes, como The Breakfast Club, Pretty in Pink, Sixteen Candles, o Ferris Bueller's Day Off. Los jóvenes de esos filmes tenían una sola cosa en la cabeza, divertirse, pero también luchar por encajar en su entorno familiar, en la escuela, en alguna "tribu" estudiantil, y el tener que escoger un camino en la vida. Booksmart tiene mucha relación con el cine de Hugues, y es notoria la inquietud de Olivia Wilde (junto a sus guionistas, Emily Halpern, Sarah Haskins, Susanna Fogel y Katie Silberman) por explorar sus temas y actualizarlos, justo para la juventud del nuevo milenio. 
El resultado no podría ser mejor, en donde lo que sorprende, en primera instancia, es la facilidad con la que Olivia Wilde trata esos temas con mucho humor y, a la vez, inteligencia. Dos buenas e inseparables amigas, Amy (Kaitlyn Diver), feminista y lesbiana declarada, y Molly (Beanie Feldstein, quien podría pasar fácilmente como la hermana menor de Rebel Wilson), simpática, inteligente, y estudiosa, están a punto de graduarse de preparatoria y dar el gran salto a la universidad. Al menos Molly lo hará, ya que Amy ha decidido irse a Africa una temporada como voluntaria. Sin embargo, cuando una compañera de clase le abra los ojos a Molly al decirle "la diferencia entre nosotras, es que para mí no todo en la vida es la escuela", ésta le propondrá a Amy salir a divertirse la noche anterior a la graduación, asistiendo a la mejor y más divertida de las fiestas. El problema, es que tendrán que emprender una odisea esa noche para encontrar en dónde será dicha fiesta, teniendo que hacer escala en algunas otras antes de dar con la gran celebración.
Con excepción del escaso reparto adulto, entre los que se encuentran Lisa Kudrow, Jason Sudeikis, y Will Forte, el resto del reparto joven son caras relativamente desconocidas (excepto Skyler Gisondo, el pelirojo con carisma de sobra en la película, y su novia, interpretada por Billie Lourd, al menos para mí los más conocidos), lo cual aporta naturalidad y frescura necesarias al filme. En definitiva, lo mejor es la fantástica química entre Diver y Feldstein (quienes, incluso, vivieron juntas para prepararse mejor para sus papeles), con el balance perfecto entre la energía desbordante de Molly, con la más tranquila y compleja personalidad de Amy. Ninguna roba protagonismo a la otra, en todo momento estamos involucrados con los problemas de ambas. Amy, por ejemplo, no sabe cómo aproximarse a una chica de la que se ha enamorado, y con quien espera encontrarse en la gran fiesta. Y si bien hay momentos de puro delirio visual (esa pequeña secuencia en animación stop motion, o las escenas debajo de la alberca), de humor loco y comicidad tonta, los diálogos entre las amigas transmiten mucha autenticidad, y van desde el significado de la amistad hasta el sexo, todo sin perder el enfoque en los temas importantes del filme, como, precisamente, la amistad, la educación, elegir un camino, y claro, la importancia de divertirse de vez en cuando. 
De lo mejor del 2019.
⭐️⭐️⭐️⭐️

SANCTORUM


Preparándose para el fin del mundo.
Sanctorum sabe encontrar ese equilibrio, tan difícil de alcanzar, entre realidad y realismo mágico; sabe manejar esa fina línea en donde ambas se funden a la perfección, sutilmente, y sin mucho esfuerzo. Tal es el logro principal de Joshua Gil, su realizador, el cual consigue un filme con gran poder visual y que logra atraparte desde el inicio. Imágenes de un cielo estrellado y de la Vía Láctea abren Sanctorum, teniendo de fondo una pequeña narración, en dialecto mixteco, sobre el final del mundo. Mientras, la cámara nos introduce a un túnel obscuro, una especie de cenote, como si estuviéramos a punto de iniciar una travesía hacia el inframundo perteneciente a alguna mitología indígena. Luego, entre escenas de indígenas trabajando en plantaciones de mariguana, vigilados por sicarios armados, así como la escena de un anciano diciéndole a su esposa, mientras desayunan, que ha escuchado un "ruido extraño en el cielo", afirmando, supersticiosamente, que se trata del anuncio de un hecho trágico; de que algo malo pasará, la película ya te ha envuelto en un velo de misterio del cual será difícil librarte.
Entre diálogos en español y en mixteco, la historia narrada en el filme (de apenas 1 hora y 23 minutos de duración) es de una sencillez impresionante. Los hechos se desarrollan en una pequeña comunidad indígena, que vive en medio de un bosque. Sus habitantes, mayormente campesinos, deben trabajar en plantaciones de mariguana bajo el mando de los cárteles, para así poder sobrevivir. Sin embargo, llega la noticia de que pronto el ejército desalojará esas tierras por orden del gobierno. Encabezados, entre otros, por un maestro de primaria, toda la comunidad decidirá levantarse en armas y pelear por su tierra. Hay una imagen de un soldado, de origen indígena, que mientras escucha ese "ruido en el cielo sobre el mal presagio que se avecina", toma en sus manos agua ensangrentada de un río, una imagen simbólica, y que, como una especie de ritual, marca el inicio de lo que seguramente será el final; o aquellas también de un ser con capa blanca y cuernos, apareciendo en el pueblo.
La influencia del cine de Carlos Reygadas, y a la vez de Tarkovsky, se siente, pero Gil sabe darle su propio toque de originalidad a toda la película, gracias, no únicamente a una magnífica dirección de fotografía, sino a un muy buen diseño de sonido. Si bien no son actores profesionales, los protagonistas hacen un estupendo y muy natural trabajo. El único pero que le daría al filme, es que su historia no se siente tan concluyente, dejándolo todo en puntos suspensivos. Pero con imágenes de hombres de fuego corriendo por el bosque, flanqueando a los indígenas armados; de un niño rodeado por luciérnagas y siendo escoltado por un grupo de perros xoloescuincles, mientras llora para que así "los dioses puedan escucharlo, y su madre fallecida venga a ayudarlo", y de otras imágenes de lo que parece el mundo llegando a su fin, tal detalle lo pasas por alto. Si tan sólo más cine mexicano fuera así. 

⭐️⭐️⭐️⭐️

HVÍTUR, HVÍTUR DAGUR

 


Ída Mekkín Hlynsdóttir e Ingvar Sigurdsson

Al inicio de A White, White Day (Hvítur, hvítur dagur), seguimos a un auto por una carretera cubierta de neblina. La sensación de un peligro inminente nos empieza a invadir, y no es revelar mucho el comentar que dicho auto se accidentará (ocurre en los primeros dos minutos), saliéndose del camino. Lo único que escuchamos es el ruido que el auto hace al caer. Más adelante, esta película, dirigida por el joven realizador islandés Hlynur Palmason, demandará una considerable paciencia del espectador. Durante cerca de una hora, no sabemos a ciencia cierta de qué trata realmente este filme, cuya historia tarda mucho en despegar. 

El escenario es un pequeño pueblo, en donde el protagonista, un avejentado ex policía, Ingimundur (Ingvar Sigurdsson), ronda por su casa a medio construir. El mismo Ingimundur se encuentra construyendo la casa, a la que le faltan varias ventanas (con espacios cubiertos por plásticos), y con algunos caballos rondando por el lugar. Ingimundur se encuentra tomando terapia psicológica, y el resto de su tiempo libre lo pasa con su nieta, Salka (Ída Mekkín Hlynsdóttir), yendo a pescar salmón, o jugando en la casa. Concluir -o entender- lo antes descrito lleva algo de tiempo; el ir uniendo los puntos de su desarrollo; ir tejiendo los hilos de las relaciones de sus personajes, debido a la falta de detalles e información suficientes en un guión en extremo simple (escrito por el mismo Palmason). Cuando nos acercamos a la mitad, la historia finalmente toma vuelo, justo cuando Ingimundur descubra, entre las cosas guardadas de su esposa fallecida, que ésta le era infiel. 

El problema de la película, es que Palmason nos deja andar demasiado con los ojos vendados respecto a saber qué es lo que está pasando en el filme. A White, White Day termina siendo un filme sobre un hombre batallando con la ira, la soledad, y la tristeza, así como con la carga emocional causada por la pérdida de su esposa. Es hasta el tercer acto cuando la historia verdaderamente resulta interesante, como una bomba de tiempo esperando demasiado para estallar. Fríos paisajes islandeses, cubiertos de neblina, sirven como telón de fondo para la historia, en una película con la que cuesta trabajo conectar. Lo rescatable del filme termina siendo, además de la muy buena actuación de Ingvar Sigurdsson, la relación abuelo-nieta, la cual le da algo de calidez a la historia, así como el intento de Palmason por hacer un melodrama policiaco visualmente diferente, rompiendo ocasionalmente con la narración lineal convencional.
⭐️⭐️1/2

CLEO

 

Marleen Lohse como Cleo

Cleo empieza como si hubiéramos abierto una caja de pirotecnia visual, que se dispone a desfilar de forma carnavalezca frente a nuestras pupilas. De hecho, no es muy difícil percibir que la fuente de inspiración de Erik Schmitt, realizador de esta película, fue el cine de Marc Caro y Jean-Pierre Jeunet. La Cleo del título (Marleen Lohse), protagonista del filme, no está muy lejos de ser una versión alemana y pelirroja de Amélie, precisamente, aquel éxito francés de crítica y de taquilla dirigido por Caro y Jeunet. Es decir, sabemos desde los primeros minutos los terrenos que estaremos pisando al ver este filme.

La historia cuenta cómo Cleo siente que siempre está siendo perseguida por un velo obscuro de tragedias. Además de la muerte de su madre durante su nacimiento, otra tragedia ocurrirá, luego de que siendo niña (interpretada a esa edad por Gwendolyn Göbel) ella y su papá (Fabian Busch) se aventuren a buscar un tesoro, que según éste último, contiene un misterioso reloj, capaz de hacerte viajar al pasado. Ya de adulta, Cleo, quien ocasionalmente ve los fantasmas de Einstein y Marlene Dietrich (si los imagina, o realmente los ve, nunca está claro), y que ahora trabaja como guía de turistas, seguirá en busca de aquel reloj-máquina del tiempo, pero ahora contará con la ayuda de Paul (Jeremy Mockridge), un joven no menos extraño que ella, y que traerá al equipo de exploradores otro par de excéntricos "cazadores de tesoros" (Max Mauff y Heiko Pinkowski), teniendo tan sólo como guía un mapa, no muy fácil de descifrar.

La película termina sintiéndose una mezcla, no del todo original, tanto del cine de Caro-Jeunet (en donde a la ecuación "Amélie" se agrega "Micmacs"), como de Las Aventuras Tin tin, e incluso, de "Dark", la excelente serie alemana de Netflix sobre viajes en el tiempo. Aunque comparte con aquellos filmes un estilo visual parecido (a lo "libro de recortes" animado), así como de narración dinámica, la película, justo en sus últimos minutos, terminó tomándome por sorpresa, con su inteligente reflexión sobre la inevitabilidad de cambiar el pasado. Cleo acaba siendo una película pasable para quien haya disfrutado de las películas citadas, pero por ningún motivo se encuentra al mismo nivel en cuanto a comicidad y encanto. 
⭐️⭐️⭐️  #19SemanadeCineAlemán2020

ZU WEIT WEG


Yoran Leichter y Sobhi Awad
Zu Weit Weg (Demasiado Lejos) es el filme familiar ideal para una mañana ociosa de domingo. Este filme, de la realizadora Sarah Winkenstette, a pesar de que empieza con un partido de fútbol infantil, no será una película sobre dicho deporte. Ben (Yoran Leicher), un niño de 11 años que juega como delantero, tendrá que mudarse con sus padres y su hermana adolescente a una ciudad cercana, debido a que la ciudad en donde vive pronto será borrada del mapa por la construcción de una mina de carbón. Sin embargo, la película tampoco tratará sobre protestas sociales en contra de la mina, ni nada por el estilo. ¿De qué trata esta película, que de una cosa nos lleva a otra, con peligro de que perdamos la brújula? Con todo y que Ben tendrá ciertos problemas para encajar en su nueva escuela, su encuentro con Tariq (Sobhi Awad), otro niño nuevo en la escuela proveniente de Siria, que ha llegado a Alemania como refugiado, hará que aquel empiece a ver su nueva vida de una forma más abierta y positiva, cuando empiece a surgir entre ellos una buena amistad.
El fútbol y el asunto de la mina servirán tan sólo como telón de fondo, para una película sobre el significado de la amistad. Ben y Tariq tendrán el esperado choque tanto cultural como de personalidades entre ambos, pero gracias a su amistad empezarán a encajar en su nuevo entorno. Lo mejor de la película, es la actuación de ambos niños, que, sin mucho esfuerzo, consiguen reflejar una química natural, además de vulnerabilidad emocional, al sentir que algo les fue arrebatado y que tienen que adaptarse a un cambio forzado. Si hay algo reprochable en este más que amigable filme (pura buena vibra, cero tensión entre ambos chicos), es que el guión descuida a los personajes adultos, sin un buen desarrollo ni credibilidad. Sin revelar mucho de la trama, los niños terminan siendo más interesantes como personajes que los adultos. Además, la historia hubiera podido ser más interesante y menos plana. ⭐️⭐️1/2

IN THE NAME OF SCHEHERAZADE OF THE FIRST BEER GARDEN IN TEHRAN


Las Mil y Una Noches...de Cerveza.
¿Qué tienen que ver los cuentos de Sherezada de "Las Mil y Una Noches" con la Historia de la Cerveza? Luego de ver al inicio de In the Name of Scheherazade or the First Beergarden in Tehran, la primera de varias secuencias filmadas con marionetas árabes para representar, de una forma espectacular dentro de su propia delicadeza y sutileza, algunos de los cuentos de aquel clásico de la literatura árabe, a la larga uno se preguntará, precisamente, ¿qué tiene qué ver una cosa con la otra? No pasará mucho para que en este documental, dirigido por Narges Kahlor, encontremos que tal vez sí haya alguna relación entre ambas cosas, tal vez muy indirecta, justo cuando aparezca una mujer especialista en cerveza y su fabricación, con el plan de abrir el primer "beergarden" (o patio de cerveza) en Teherán, para revelarnos que la cerveza no proviene de Alemania, sino de Irán. Tal es la premisa en torno a la cual gira el documental, con temas en apariencia inconexos, pero que poco a poco irán encontrando una extraña e intrigante relación, como por ejemplo, la inmigración Siria en Alemania, el sentido de pertenencia a un país cuando tus padres o abuelos nacieron en Medio Oriente, pero tú en Europa. 
Mientras, todo el tema de la cerveza y la apertura del "patio de la cerveza" (un espacio al aire libre en el que la gente se sienta a degustar cerveza en Alemania) sirve como un pretexto para ventilar la cultura ultraconservadora de Irán, en donde únicamente está permitido beber cerveza sin alcohol. ¿Pinta esto un buen panorama para la instalación de un patio cervecero estilo alemán en aquellas tierras? No mucho. La realizadora arma un juego experimental, tan original como divertido en la película, que navega por las aguas del documental, así como del cine dentro del cine, el detrás de cámaras, la teatralidad, etc., que concluye con una vuelta de tuerca final inesperada, una genial nota cómica, que te dejará por un buen rato con un gesto de extrañeza difícil de borrar. 

⭐️⭐️⭐️1/2 

DAS MELANCHOLISCHE MÄDCHEN


Marie Ratchscheck
Buena parte de Das Melancholische Mädchen (Aren't You Happy?), es una colorida explosión de teatro filmado. La película lleva al espectador, a través de 15 episodios, a atestiguar las aventuras -y desventuras- de "la chica melancólica" del título (Marie Ratchscheck). La mayoría de ellos son tan coloridos como muchos filmes de Pedro Almodóvar, de donde, seguramente, la realizadora Susanne Heinrich se inspiró para el diseño de producción de su película. Sin embargo, llega un momento en que uno siente, dentro de los escasos 80 minutos de duración de la película, que es demasiado de una cosa y de otra, es decir, demasiado color, demasiados personajes, demasiados capítulos, demasiados temas, así como desnudos totales sin mucha justificación. 
Es tanto lo que Heinrich quiere abarcar en su película y en tan poco tiempo, que no profundiza mucho ni en un tema ni en otro. Por ejemplo, el feminismo en el primer episodio, que muestra un casting para una película, en donde la protagonista, arrancando con un monólogo, tiene también que bailar junto a otra actriz. Luego, los capítulos subsecuentes abarcan temas tan diversos, como el papel de la mujer en una relación amorosa, como esposa y madre, etc., en donde la directora experimenta con formatos tan diversos como el del video musical, el performance, el musical teatral, el musical de cine, y un largo, largo etcétera., sin que un episodio tenga mucha relación con otro. 
Es decir, no hay una historia o trama como tal, y mientras las actuaciones son algo robóticas, al final, se agradece el experimento, el cual, sin duda, termina siendo interesante de ver. El filme tiene comentarios interesantes sobre la vida moderna en este siglo XXI. Pero a la vez, uno termina con un gran signo de interrogación grabado en la frente, preguntándose "¿De qué diablos trató esta película?"

⭐️⭐️ 1/2

FREIES LAND

Felix Kramer y Trystan Pütter
No hace mucho tiempo que vi La Isla Mínima (2014), del realizador andaluz Alberto Rodríguez, aunque no recordaba mucho del mismo. Bastaron ver los primeros minutos de Freies Land (País Libre), su remake alemán, para empezar a recordar el filme español, y que la historia viniera poco a poco a mi memoria. Lo mejor de la versión alemana, es que Christian Alvar, su director, supo trasladar, de una forma asombrosa, el mismo estilo a lo "True Detective" que Rodríguez había imprimido a su filme. Esto sin que Freies Land se sienta como una simple copia al carbón de la película española. Tomando elementos básicos de la historia original, Alvar supo hacer su versión personal de La Isla Mínima, trasladando la trama de 1980 al año 1992, pocos años después de la Caída del Muro de Berlín. 

Dos detectives, Patrick (Trystan Pütter), originario de Alemania del Oeste, y Markus (Felix Kramer), imponente y corpulento, originario de Alemania del Este, son obligados a trabajar juntos en el caso de la desaparición y asesinato de dos hermanas, en un pueblito con tan sólo dos policías a cargo de la autoridad. Pronto saldrán a la luz casos de otras chicas desaparecidas, así como una red de tráfico de drogas, huelgas y sindicatos involucrados, corrupción policiaca, etc. En fin, todos los ingredientes que se pueden esperar de un thriller policiaco tradicional. Sin embargo, lo mejor de Freies Land (de hecho, siento que supera por mucho al filme original en este aspecto), es cómo la fricción entre ambos personajes, junto a sus evidentes diferencias físicas, crea una interesante y complicada química entre ellos. Por ejemplo, ahí tenemos los cuestionables métodos de Markus para investigar y, sobre todo, interrogar a los sospechosos. "Viejas mañanas de ustedes de la Alemania del este", le dice Patrick a su colega, el cual, además, tiene bajo la manga uno que otro truco de espionaje, para así poder sacar más información valiosa. 

Esta nueva interacción entre los dos detectives, incluidos un buen diseño de producción (nominado en el German Film Awards de este año) y fotografía, es lo que termina dándole más sabor a esta versión alemana. Con todo y los cambios en la historia, ambas películas comparten estilos visuales similares, como esas impresionantes tomas aéreas con drones, que le dan a la película una cualidad visual abstracta única y muy interesante. Mi único problema con este nuevo filme (que también tuve con La Isla Mínima en su momento), es que la historia, en sí, no aporta mucho al género, quedándose incluso en lo convencional y tradicional, así como su avance a un ritmo, ocasionalmente, lento. Puedo apostar a que pronto Hollywood tendrá su propia versión, tal vez en manos de David Fincher.

⭐️⭐️⭐️

WHEN HITLER STOLE PINK RABBIT

 

Riva Krymalowski y su "conejo rosa".

When Hitler Stole Pink Rabbit tiene ese encanto propio de los filmes familiares que pueden verse los domingos por las mañanas; inofensivo, seguro, y con una flecha escurriendo de miel apuntando directo a tu corazón, lista para ser disparada al final de la historia. ¿Quién dice que todos los filmes sobre los inicios del nazismo en Alemania tienen que ser crudos, tristes, y violentos? Ahí está, por ejemplo, JoJo Rabbit, la cual, de todas formas, comparada con Pink Rabbit, es tan violenta como Inglorious Basterds, de Tarantino. Durante las primeras tres cuartas partes de Pink Rabbit, dirigida por Caroline Link, y basada en el libro homónimo escrito por la ilustradora Judith Kerr, no hay un sólo momento de tensión que verdaderamente sacuda a la familia protagónica. 

La película cuenta el exilio forzado que Arthur Kemper (Oliver Masucci, de la serie Dark), periodista judío, tiene que hacer junto a su familia con la llegada de Hitler al poder. Todo nos es contado desde la mirada inocente de Anna (Riva Krymalowski), niña de 10 años, aficionada a dibujar imágenes que representan catástrofes, y propietaria del conejo de peluche rosa del título, el cual tiene que dejar atrás durante la huida de su familia hacia Suiza. Todo es felicidad radiante en el núcleo familiar, y nada, ni siquiera este exilio del padre, cuyo trabajo se ha caracterizado por criticar duramente la situación política y los peligros del fascismo emergente, parece tocar dicho estado.

La llegada subsecuente de la familia a París (ciudad en donde se desarrolla la mayor parte de la historia) pondrá las cosas más difíciles para ellos. Pero ni eso perturbará la felicidad familiar; ni la contenida intranquilidad de Arthur, batallando por encontrar trabajo en la capital francesa; ni el optimismo de la mamá (Carla Juri), o la buena camaradería del hermano mayor (Marinos Hohmann) con su hermana. Hay momentos en que Anna trata de transmitir cierta infelicidad, debido a la dificultad de echar raíces en alguna ciudad, y por fin vivir -todavía más- felices, a pesar del antisemitismo con el que se topan en el camino. Sin embargo, el mayor problema del filme, no es tanto esta idílica felicidad de la familia, sino que la historia termina siendo demasiado simple, sin muchas cosas que pasen. Al final, acabamos involucrados en el viaje familiar forzado retratado en el filme, y lo que le falta en historia a la película, le sobra en emotividad. 
⭐️⭐️1/2

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