El problema del maltrato a las mujeres y la violencia intrafamiliar en España, ha sido uno muy grave desde siempre. Muchas películas, en ocasiones, ayudan a recordarlo. Ahí tenemos Te Doy mis Ojos (2003), de Iciar Bollaín, que no nada más nos concientizaba al respecto del problema de la violencia dentro del matrimonio, sino que además nos impactaba, en buena medida gracias a las notables actuaciones de Luis Tosar y de Laia Marull. Desafortunadamente, no podemos decir los mismo de Sólo Mía (2001), de Javier Balaguer, producida unos años antes.Protagonizada por dos actores de peso, como lo es Sergi López (apenas aceptable actuación), y Paz Vega, lo peor no es que estamos ante un trabajo con calidad de telefilme, con ciertas torpezas narrativas, sino que no dejamos de extrañarnos por algunas de las torpes decisiones que toma su protagonista, una chica que se casó enamorada pero acabó padeciendo los tormentos de un matrimonio en el que la violencia, física y verbal, junto a su explosivo y manipulador marido (López), diseñador en una agencia de publicidad, se convirtió en moneda corriente.
Además de ciertas lagunas narrativas y situaciones inverosímiles, debido al arriesgado experimento de la narrativa fragmentada, que comienza con la que parece ser la venganza de nuestra protagonista hacia su marido, amarrándolo a una silla y dispuesta a cobrarse hasta el último golpe (por ejemplo, nunca sabemos a ciencia cierta qué sucedió realmente en la última escena), lo menos que puede hacer una película con tantos defectos es crear nuevamente conciencia de un problema que se extiende a un deficiente sistema jurídico y leyes débiles para atacarlo. ¡Que de algo sirva el filme de Balaguer!



