Leonardo DiCaprio como J. Edgar Hoover, el "inmortal" fundador del FBI. |
Leonardo
DiCaprio no ha sido nominado al Oscar como Mejor Actor. Luego de ver su, más
que actuación, impresionante transformación como J. Edgar Hoover, el legendario
fundador y director del FBI, en J. Edgar (2011), DiCaprio fue pasado por alto
por los miembros de la Academia de Hollywood. Injusticias ha habido muchas en
la historia de los Oscares, y esta es una de las primeras del año a un mes de
la próxima ceremonia. Como sea, la actuación de DiCaprio está ahí, en la más
reciente película de Clint Eastwood, una biopic sobre quien fue considerado por muchos políticos norteamericanos en
su momento, como el “americano más importante en la presente historia del
país”. Hoover presidió el Buró Federal de Investigaciones por un cuarto de la
historia de los E.U. Puso todo en sus manos, no nada más su probada eficiencia
laboral, sino muchas maniobras políticas y un dudoso uso de la información que
recopiló por medio del espionaje, para permanecer en la dirección del puesto. La
más “paternalista” en el gobierno de los E.U.
Sin
duda, es una película más para informados y/o especializados en el tema. Hay
muchos eventos en la película que se dejan sin mucha explicación, como por
ejemplo, el por qué era difícil la relación político-laboral entre Hoover y
Robert Kennedy (Jeffrey Donovan), su jefe inmediato como Procurador de Justicia
durante el mandato de JFK; el por qué de la rabia de Hoover al ver el ascenso
y prestigio de Martin Luther King
Jr.; o por qué el entusiasmo al ver, desde el balcón de su oficina, desfilar a
Richard Nixon al ser electo presidente. Hoover ayudó a Nixon a llegar al poder,
con quien siempre estuvo en buenos términos, gracias a su mutua colaboración cazando comunistas
en décadas previas. Es una película más para interesados en el tema “Hoover”, “FBI”
o, por lo menos, en el trabajo de DiCaprio.
La
transformación del actor es completa, una actuación que recuerda su magistral
trabajo interpretando al obsesivo-compulsivo Howard Hughes en “The Aviator”. Entre
otras cosas, Hoover también era un obsesivo-compulsivo, hipocondríaco y, según
se cree, homosexual. DiCaprio se pone debajo de un increíble trabajo de
maquillaje, que lo envejece gradualmente conforme la historia avanza. He aquí
otra injusticia: el maquillaje tampoco ha obtenido una nominación al Oscar.
Lo que
parece haber interesado más a Clint Eastwood, no es tanto una historia cargada
de política, sino hacer un minucioso estudio de personaje y desmitificar a Hoover. Un hombre de suma
inteligencia, tartamudo que luchó por superar esa condición, nunca se casó y,
además, usó su obsesión por el orden a su favor, reorganización y limpiando
completamente el viejo Buró de Investigaciones. La película tiene una atractiva
envoltura de film noir. Cuando no se encuentra haciendo un análisis del personaje,
es un entretenido filme de policías y gángsters; un buen thriller policíaco y
político de época, el cual brilla por su excelente ambientación y sus
actuaciones.
Junto a
DiCaprio, cabe destacar la también magnífica actuación de Naomi Watts como
Helen Gandy, la fiel secretaria de Hoover, con quien trabajó hasta la muerte de
este en 1972. Watts sabe transmitir la eficiencia e imperturbabilidad emocional
que seguramente la caracterizó en vida. Compartía cosas en común con Hoover. La
más importante para él, fue que Helen no tenía interés en casarse. Leal a
Hoover incluso después de su muerte, Helen llevó a cabo la mayor y más
importante tarea que le encargó: destruir sus “archivos más secretos”, en caso
de que “algo le pasara”.
Con una
fotografía densamente obscura en sus escenas nocturnas, de clásico film-noir,
la película hace una crónica de los eventos más importantes en la carrera de
Hoover en su propia voz, mientras le dicta sus memorias a varios “escritores fantasma” (quienes se dice
escribieron todos sus libros). Se narra desde la fundación del FBI en 1924,
empezando con su feroz persecución de comunistas, pasando por el famoso
secuestro de la hija de Charles Lindbergh (Josh Lucas), en el que J. Edgar
invirtió todos los recursos posibles para resolverlo, con tal de ganar
popularidad y credibilidad en la institución; así como la captura que hizo del
“enemigo público número uno” de los 1930, John Dillinger. J. Edgar (siempre usó
la inicial de su primer nombre, John, para evitar la asociación con un homónimo
de dudosa reputación), buscó construir una imagen muy alejada de la realidad
ante los medios y el congreso, una de héroe cinematográfico. Buscó borrar, sin
mucho éxito, esa imagen de burócrata de escritorio, incluyendo las afirmaciones
de que nunca realizó los arrestos que presumía haber hecho.
Dos
relaciones son las que construyen el eje de Hoover como personaje en la
película: la muy cercana que tuvo con su madre (Judi Dench, estupenda) y la en
extremo cercana relación laboral que tuvo con Clyde Tolson (Armie Hammer), su amigo
íntimo, protegido y, se rumora, su amante. Curiosamente, Hoover heredó todas
sus posesiones a Tolson al morir. La película no se aventura mucho a explotar
la teoría de que Hoover y Tolson sí tuvieron una relación homosexual, más
abiertamente por parte del segundo. Hoover es retratado más como un homosexual
enclosetado, reprimido, y que jamás pudo aceptar sus verdaderas preferencias
sexuales (en parte debido a la presión de su madre). Hay tensión sexual entre
Hoover y Tolson casi todo el tiempo, viniendo la catarsis en esa emocionalmente
explosiva escena del cuarto de hotel. Eastwood dirige con mucho cuidado la
escena, dejando, eso sí, todo abierto a la especulación. No por nada el guión
fue escrito por Dustin Lance Black, autor del guión de “Milk”.
En
resumen, una película que hace un balance equilibrado en el panorama biográfico
de Hoover. La desmitificación no es muy completa, ya que se pasa por alto la conocida corrupción, malversación de
fondos y evasión de impuestos que hizo como director. La broma entre sus
agentes era: “el director del FBI, dedicado a atrapar ladrones, es él mismo un
ladrón”. No es un retrato documental del personaje, sino uno en parte ficticio,
y en parte basado en la vida real. El primero, el de Hoover como personaje
cinematográfico, es el más interesante en el filme.