Rebeca Hall y Scarlett Johansson. |
Woody
Allen llega a España por primera vez, al menos como realizador, en Vicky
Cristina Barcelona (2010). Ha pasado ya por Londres y Paris, y para ser sincero esperaba mucho más de su primer
película ambientada en Barcelona. Esperaba uno más inspirado, más ingenioso y
cómico, y, en especial, sin tantos clichés. Javier Bardem, por ejemplo,
interpreta el obligado cliché exótico del “latin lover”, conquistador de
mujeres anglosajonas, en su personaje de moderno “Picasso” con amantes de
sobra. De hecho, uno de los atractivos es ver a dos estrellas hispanas
internacionales juntas, como Bardem y Penélope Cruz, quienes trabajaron juntos
en “Jamón Jamón” (1992), de Bigas Luna. El reparto tiene un buen desempeño, las
actuaciones son disfrutables, aunque siento que Woody acabó desperdiciando
muchas oportunidades de utilizar más lugares icónicos de la ciudad condal. Y
hacerlo con la fotogenia que lo caracteriza. Se centrá tan sólo en la Sagrada
Familia y el Parc Güell, y todo se siente muy “de paso”.
Dos atractivas
amigas norteamericanas, Vicky (Rebeca Hall) y Cristina (Scarlett Johansson, en su
tercera colaboración con Woody) llegan a Barcelona. Vicky, la más tranquila,
centrada y con un prometido esperándola en Nueva York (Chris Messina), llega
para hacer su tesis sobre la “identidad catalana” (ambicioso el tema, por
cierto). En tanto, Cristina, el cliché de la rubia fogosa y sexualmente
intensa, es una poetisa esperando encontrarse a sí misma en el viaje, así como
inspiración. Su viaje toma un giro inesperado cuando ambas conocen a Juan
Antonio (Javier Bardem), un pintor que las aborda sin mayores preámbulos y les
propone tener una aventura sexual en Toledo. Vicky, por supuesto, acaba
indignada por la propuesta, mientras Cristina no lo piensa dos veces y acepta.
Al final, Vicky también la acaba acompañando y lo gracioso –y muy predecible-
será ver el camino que tomarán las cosas, en especial, cuando la desequilibrada
e inestable ex esposa de Juan (Penélope Cruz) aparezca en el escenario.
La película
no es fallida, pero si es un trabajo menor de Woody Allen. Soy un ferviente
seguidor de su cine y libros, pero debo admitir que su primer película
ambientada en España me dejó esperando más. Hay ocasiones en que no parece un
filme de Allen, en especial en las escenas románticas. Qué interesante hubiera
sido ver que Allen jugara más con el choque cultural, con un enfoque más hacia
el bilingüismo catalán y que, cómo lo hizo en la más reciente Midnight in
Paris, explotara más el lado bohemio de Barcelona de una manera divertida. Me
gustó cómo Rebeca Hall interpreta una especie de “alter ego” femenino de Woody Allen,
y Patricia Clarkson actúa como anfitriona en la que casa donde Vicky y Cristina
se hospedan, como siempre con una buena actuación. Aunque el filme tiene algunos
momentos divertidos, es el que menos me ha hecho reír en la filmografía de
Allen.