viernes, 15 de agosto de 2008
THE DARK KNIGHT * * * *
Quien se anime a ver The Dark Night (2008), una de las secuelas más esperadas del año, no quedará sumergido nada más en el gótico mundo de Batman, superhéroe creado por Bob Kane, el más famoso de la DC Cómics, sino en el universo de Christopher Nolan, realizador que llevó a cabo de manera prodigiosa la misma labor que Tim Burton hace casi 20 años: devolver su dignidad al “Hombre Murciélago”, luego de que la primera franquicia se viniera abajo a manos de Joel Schumacher.
De manera irremediable, uno queda atrapado en el universo de Christopher Nolan, quien desde Following y Memento demostró que no era un realizador fácil. El británico disfruta con narrativas complicadas, de saltos bruscos en el relato, de escenas con peligro de caer en lo confuso o incluir detalles pequeños pero decisivos. Si uno como espectador se distrae unos segundos, puede perderse o dejar de entender la historia.
A diferencia de la primera película, Batman Begins (2005), en esta ocasión hay más personajes, más violencia, más subtramas y, claro, más obscuridad. Porque claro, Batman (Christian Bale) viene corregido y aumentado, tanto en su más sofisticado traje-armadura y en su amplia variedad de gadgets, como en sus nuevos dilemas. Hay uno que otro Batman “pirata” queriendo hacerse pasar por su “ayudante” en su lucha contra el crimen y, como sucede en todas las segundas partes en esta clase de historias, nuestro héroe se plantea la posibilidad de dejar de ser Batman, guardar el traje y olvidarse de esa doble vida.
The Dark Night, al menos para mí, es superior a Batman Begins. Tenemos ahora un mejor villano, a diferencia del “Espantapájaros” encarnado por Cillian Murphy (aquí tiene un pequeño cameo), y me refiero al famoso Joker. No podemos pensar en Batman sin que nos venga a la mente The Joker. Hay mucho morbo involucrado, nostalgia y admiración, desde el momento en que aparece el recientemente fallecido Heath Ledger. Esas emociones pesan mucho, pero lo cierto es que su interpretación supera todo eso. Su Joker hace ver al de Jack Nicholson en el primer Batman (1989), de Tim Burton, como su abuelo. Era gracioso, muy carismático y, claro, muy malo también. Pero el Joker de Ledger es todo eso y mucho más, un verdadero psicópata en toda la extensión de la palabra.
The Joker luce como un primo lejano de El Cuervo, encarnado por Brandon Lee (también fallecido en circunstancias misteriosas), en ese maquillaje descuidado y mal puesto. Sin embargo, creo que el trabajo de Ledger debe mucho más al trabajo de Jack Nicholson o, incluso, al de César Romero en la teleserie de los 1960, en sus inquietantes risotadas y en esa “sonrisa”, esta vez producto de un par de cortadas en las mejillas, al estilo de las que había en el rostro de Elizabeth Short en “The Black Dahlia”.
La película es un notable neo noir, es decir, una modernización de los clásicos film noir. Esta aventura nocturna de adentrarnos por Ciudad Gótica es vertiginosa y emocionante, con escenas de acción al estilo de Mission Imposible. Batman desafía más a la gravedad, volando o saltando entre rascacielos.
Si hay algo que sorprenda, es que Batman, con todo y su voz cavernosa-aguardientosa, es en este filme un ser lleno de dudas, inseguridades y vulnerable. En una escena clave, sabe que no puede matar a su payaso archirival. The Joker es quien siempre tiene la sartén por el mango. Es tan cerebral como violento; frío y calculador, llevando a cuestas (como el mismo Batman) un pasado obscuro. Para colmo (¡maldito sea!) no pierde nunca el sentido del humor. Vamos, es la estrella de la película, por quien estamos sentados en el cine.
The Dark Night es una película con algo de horror, donde nada más hay que ver cómo cierto personaje se convierte en cierto famoso villano, para constatar que el trabajo de Nolan está lejos de cualquier niñería palomera. Estamos en medio de un violento thriller en el que, por casualidad, nos encontramos a un héroe perdido, confundido, entre los rascacielos de una gran urbe que ya no puede proteger, o quizás ya no quiere hacerlo.
Dos últimas cosas: Maggie Gyllenhal, como el nuevo interés romántico de Bruce Wayne, no será tan atractiva como Katie Holmes, pero es mucho mejor actriz que esta. Además, es una lástima que la participación de Michael Caine se haya reducido en tiempo, a comparación del anterior filme. ¡Y con lo mucho que me agrada Alfred!
jueves, 14 de agosto de 2008
MAMMA MIA! * * * 1/2
Mi sorpresa al ver la primera adaptación cinematográfica de Mamma Mia! (2008), exitoso musical de Broadway basado en las más famosas canciones de ABBA en los 1970, es comprobar que Meryl Streep sí sabe cantar. Lo hace con una pasión y gracia desbordantes, parece haberlo hecho toda su vida.
Lo que hace despegar a la película es su parte musical, muy por encima de su historia, que no es nada del otro mundo y que siento se complica demasiado en su centro neurálgico: la inquietud de una guapa chica, Sophie (Amanda Seyfried), por saber quién es su verdadero padre. Para averiguarlo, decide invitar a los tres posibles candidatos a la celebración de su boda, sin que su madre, Donna (Meryl Streep) sepa nada del asunto.
Aunque no pertenezco a la gran época musical de ABBA, que causaron furor en las discotecas a mediados de los 1970, debo decir que sus canciones (compuestas por Benny Andersson y Björn Ulvaeus) me agradan mucho. El ver sus letras adaptadas en una sola historia, es una experiencia interesante. El musical, escrito por Catherine Johnson (quien también realizó la adaptación), ha ayudado a que el grupo musical sueco siga vigente y a recordar la época disco. La historia se ambienta en una remota isla griega en el Mediterráneo. Por ello, la película es un paradisíaco retrato de esa región, donde cualquier viso de folclor griego queda de lado. Apenas unos cuantos sirvientes griegos, trabajadores del hostal que administra Donna, sirven de adorno y, ocasionalmente, participan en los números musicales.
Mamma Mia! es uno de esos musicales dirigidos al público femenino. Cierta histeria femenina es el motor de los personajes en la primera mitad, a ratos simpática, a ratos también exasperante, en ese grupo de amigas del pasado que forman Meryl Streep, la siempre eficiente Julie Walters y Christine Baranski. Las tres están casi siempre como en un estado de embriaguez eufórica, sin descanso. Las cosas se pondrán interesantes cuando al grupo de tres mujeres se una el de tres hombres maduros, nada menos que Pierce Brosnan, Colin Firth y el sueco Stellan Skarsgard, quienes interpretan a los antiguos novios de Donna, uno de ellos el padre de Sophie
La cosa puede ser tan sencilla para Sophie, como el simplemente preguntarse quién fue el novio de Donna hace 20 años y ahí tendrá una posible respuesta a su incógnita. Pero sería demasiado fácil y la historia ahí se quedaría. Mientras sucede una cosa u otra, veremos números musicales estupendos, como el de “Money, Money, Money” y “Mamma Mia!”, interpretados por Streep, o aquel sensible homenaje al amor maternal en “Slipping Through my Fingers”, que canta junto a Amanda Seyfried. En “The Winner Takes it All” es donde Streep demuestra que tiene voz, aunque otros, como “Voulez-Vous”, aunque con música y coreografías atractivas, no parecen más que un videoclip musical.
Las verdaderas estrellas de este musical veraniego son Meryl Streep y Amanda Seyfried, esta última con una gran voz y talento. En tanto, a Pierce Brosnan... se le agradece el esfuerzo, pero se hubiera visto (o escuchado) mejor calladito. Se necesitan agallas para animarse a cantar, aunque no todos pasan la prueba. Pero lo bueno es que Mamma Mia! es un musical entretenido y sin muchas pretensiones, si acaso el ser un homenaje romántico y dulzón a la época disco, al tacón alto, a lo kitsh y hortera de la moda estilo “Studio 54”.
A LA CIUTAT * * *
El tercer filme del realizador catalán Cesc Gay, A la Ciutat (2003), fue todo un éxito de taquilla en Cataluña. Cuenta las distintas historias que protagonizan un grupo de amigos entre 30 y 40 años, teniendo como marco la ciudad de Barcelona, sus rincones y lugares más característicos, como bares de tapas, el Palau de la Mùsica Catalana, las Ramblas, la Barceloneta, etc.
Un sinnúmero de anécdotas y vicisitudes intentan emular claramente el estilo y tramas paralelas de Short Cuts (1993), dirigida por Robert Altman, o al Woody Allen en Deconstructing Harry, New York Stories e incluso Husbands and Wives. Basta notarlo en la banda sonora estrictamente jazzística, el diseño de arte y un poco también en la fotografía, con planos fijos durante la mayor parte del filme, que toman a los personajes a una prudente distancia.
Gay todavía está muy lejos de poseer la maestría de estos directores, pero logra manejar con cierta eficacia la alternancia en las múltiples narraciones. Con todo, el resultado se siente demasiado frío y, desafortunadamente, algo saturado. A En la Ciudad le falta algo del humor y la contundente ironía de Woody Allen. Para el realizador neoyorquino su adorada Nueva York es una protagonista más en sus filmes. Cesc Gay, más bien, trata a Barcelona con mucha timidez, apenas mostrando algo de lo más destacable de ella. En el inicio, vemos a lo lejos (pero muy lejos, casi ocultos) al Hotel Arts, la Catedral, la Torre de Collserola, etc.
Tres historias acaban sobresaliendo: aquella de Irene (Mónica López), una atractiva agente artística que lleva un triste matrimonio con Manu (Chisco Amado); la de Mario (buena actuación de Eduard Fernández), con un cálido matrimonio al lado de Sara (Vicenta N’Dongo), hasta que los celos y desconfianza empiezan a hacer mella en aquel, y luego tenemos a Sofía (María Pujalte), una mitómana que se inventa un romance con cierto francés y una serie más de mentiras que la llevarán a caer en una confusión existencial (no es tan trascendente como se escucha). Ah, y también está Tomás (Alex Brendemühl), profesor que lleva una relación con una estudiante, y que mantiene oculta por temor al qué dirán.
Es verdad, Cesc Gay maneja con decoro las narraciones paralelas, pero el resultado no deja de sentirse monótono, con demasiadas disolvencias entre los episodios. Todo acaba siendo muy lineal en el desarrollo de las tramas, y en ese sentido a su trabajo (impecablemente fotografiado y sonorizado) le falta la habilidad para saber entrecruzar las vidas de sus extremadamente vacíos personajes y encontrar ese factor sorpresa, ese choque crucial entre los amigos, como sucedía también, por ejemplo, en Grand Canyon (1991), de Lawrence Kasdan.
No es que A la Ciutat sea un filme fallido. Además de la buena banda sonora, también goza de buenas actuaciones. Simplemente, es uno de esos filmes que promete entusiasmar desde el principio, sin lograrlo del todo. Renuncia al efectismo, a no apostar más por sus personajes dotándolos de mayor interés.
Un sinnúmero de anécdotas y vicisitudes intentan emular claramente el estilo y tramas paralelas de Short Cuts (1993), dirigida por Robert Altman, o al Woody Allen en Deconstructing Harry, New York Stories e incluso Husbands and Wives. Basta notarlo en la banda sonora estrictamente jazzística, el diseño de arte y un poco también en la fotografía, con planos fijos durante la mayor parte del filme, que toman a los personajes a una prudente distancia.
Gay todavía está muy lejos de poseer la maestría de estos directores, pero logra manejar con cierta eficacia la alternancia en las múltiples narraciones. Con todo, el resultado se siente demasiado frío y, desafortunadamente, algo saturado. A En la Ciudad le falta algo del humor y la contundente ironía de Woody Allen. Para el realizador neoyorquino su adorada Nueva York es una protagonista más en sus filmes. Cesc Gay, más bien, trata a Barcelona con mucha timidez, apenas mostrando algo de lo más destacable de ella. En el inicio, vemos a lo lejos (pero muy lejos, casi ocultos) al Hotel Arts, la Catedral, la Torre de Collserola, etc.
Tres historias acaban sobresaliendo: aquella de Irene (Mónica López), una atractiva agente artística que lleva un triste matrimonio con Manu (Chisco Amado); la de Mario (buena actuación de Eduard Fernández), con un cálido matrimonio al lado de Sara (Vicenta N’Dongo), hasta que los celos y desconfianza empiezan a hacer mella en aquel, y luego tenemos a Sofía (María Pujalte), una mitómana que se inventa un romance con cierto francés y una serie más de mentiras que la llevarán a caer en una confusión existencial (no es tan trascendente como se escucha). Ah, y también está Tomás (Alex Brendemühl), profesor que lleva una relación con una estudiante, y que mantiene oculta por temor al qué dirán.
Es verdad, Cesc Gay maneja con decoro las narraciones paralelas, pero el resultado no deja de sentirse monótono, con demasiadas disolvencias entre los episodios. Todo acaba siendo muy lineal en el desarrollo de las tramas, y en ese sentido a su trabajo (impecablemente fotografiado y sonorizado) le falta la habilidad para saber entrecruzar las vidas de sus extremadamente vacíos personajes y encontrar ese factor sorpresa, ese choque crucial entre los amigos, como sucedía también, por ejemplo, en Grand Canyon (1991), de Lawrence Kasdan.
No es que A la Ciutat sea un filme fallido. Además de la buena banda sonora, también goza de buenas actuaciones. Simplemente, es uno de esos filmes que promete entusiasmar desde el principio, sin lograrlo del todo. Renuncia al efectismo, a no apostar más por sus personajes dotándolos de mayor interés.
miércoles, 13 de agosto de 2008
WITH OR WITHOUT YOU * * 1/2
El título de una de las canciones más famosas de U2 da nombre a este melodrama, dirigido por Michael Winterbottom. With or Without You (1999), es uno de los trabajos menos logrados del realizador británico. Ambientada en Irlanda del Norte, en la película se cuentan las dificultades que un matrimonio, formado por Rosie (Dervla Kirwan) y Vincent (Christopher Eccleston), ella una recepcionista, él un expolicia, tiene para poder concebir un bebé.
Las tensiones aumentan con la sorpresiva aparición de un amigo francés de Rosie, Benoît (el actor galo Yvan Attal), buscando un lugar donde quedarse. Claro, el lugar será la casa de Rosie.
Winterbottom narra la historia (escrita por John Forte) al estilo episódico de los filmes mudos, usando creativamente el “iris” (círculo que cerraba hacia un personaje para concluir una escena). El “iris” casi siempre se enfocará en el inconforme Vincent, enfadado porque Benoît a llegado a invadir su territorio. Durante la narración que hace Rosie de su propia vida, se fragmenta la pantalla de vez en cuando, insertando imágenes de espermatozoides ambientadas con música (desde Mendelssonh y Schubert, hasta Joy Division y, por supuesto, U2) para ilustrar de manera estética su ilusión de quedar embarazada.
El problema del filme de Wintterbottom, es que este atractivo visual de la primera parte desaparece en la segunda mitad, dejándolo todo como un convencional melodrama, sin que se depare sorpresa alguna sobre lo que pasará. La película se va en un ambiguo desarrollo del reencuentro entre Rosie y Benoît. Nunca sucede nada, todo se queda en un suspenso que se alarga demasiado y que resulta previsible.
Lo peor es lo conformista que resulta la resolución. Es un final demasiado forzado. Para colmo, el guión se queda corto en su intento de hacer un retrato de los problemas de un matrimonio, mientras nos damos cuenta que el personaje de Benoît acaba por no tener mucho sentido en la historia.
++ With or Without You tuvo estreno comercial en España, aunque no existe su edición española en DVD. Solamente se encuentra disponible en región 1 y región 2, edición británica.
Las tensiones aumentan con la sorpresiva aparición de un amigo francés de Rosie, Benoît (el actor galo Yvan Attal), buscando un lugar donde quedarse. Claro, el lugar será la casa de Rosie.
Winterbottom narra la historia (escrita por John Forte) al estilo episódico de los filmes mudos, usando creativamente el “iris” (círculo que cerraba hacia un personaje para concluir una escena). El “iris” casi siempre se enfocará en el inconforme Vincent, enfadado porque Benoît a llegado a invadir su territorio. Durante la narración que hace Rosie de su propia vida, se fragmenta la pantalla de vez en cuando, insertando imágenes de espermatozoides ambientadas con música (desde Mendelssonh y Schubert, hasta Joy Division y, por supuesto, U2) para ilustrar de manera estética su ilusión de quedar embarazada.
El problema del filme de Wintterbottom, es que este atractivo visual de la primera parte desaparece en la segunda mitad, dejándolo todo como un convencional melodrama, sin que se depare sorpresa alguna sobre lo que pasará. La película se va en un ambiguo desarrollo del reencuentro entre Rosie y Benoît. Nunca sucede nada, todo se queda en un suspenso que se alarga demasiado y que resulta previsible.
Lo peor es lo conformista que resulta la resolución. Es un final demasiado forzado. Para colmo, el guión se queda corto en su intento de hacer un retrato de los problemas de un matrimonio, mientras nos damos cuenta que el personaje de Benoît acaba por no tener mucho sentido en la historia.
++ With or Without You tuvo estreno comercial en España, aunque no existe su edición española en DVD. Solamente se encuentra disponible en región 1 y región 2, edición británica.
martes, 12 de agosto de 2008
THE GATHERING * *
The Gathering (2002) es el séptimo largometraje en la irregular y dispareja carrera del director y guionista Brian Gilbert (Wilde). Parte de su “encanto” reside en la inocente pretensión que tiene de enganchar a su público con una idea muy al estilo “El Código Da Vinci”, “El Nombre de la Rosa”, “Ríos de Color Púrpura”, etc.; con las ya clásicas historias de fantasmas del cine oriental. Además, la frágil y guapa Christina Ricci transmite aquí un aire ambiguamente sobrenatural. No se sabe si ella es una presencia “maligna” o “benigna”.
Sin bases dramáticas sólidas que puedan sostener efectivamente la historia, The Gathering arranca con un hallazgo arqueológico en la campiña británica, cerca del pueblo de Ashby Wake: una construcción medieval que contiene misteriosos relieves, que retratan a los “testigos presenciales” (o mirones, en el peor de los casos) de la crucifixión de Cristo.
Christina Ricci es Cassie, estudiante americana de turista por esos rumbos. Durante su estancia en la casa de un arqueólogo (Stephen Dillane) y su esposa, Marion (Kerry Fox), Cassie comenzará a tener extrañas visiones sobre hechos violentos, al tiempo que establecerá una fuerte conexión con el pequeño hijo de Marion, Michael (Harry Forrester).
El guión escrito por Anthony Horowitz tiene un lento desarrollo. Poco más de su primera media hora está dedicada a las traumáticas visiones de Cassie y de unas presencias fantasmales en las calles del pueblo. Las tramas de Cassie y la del hallazgo arqueológico tendrán una forzada relación, teniendo como centro las teorías de un sacerdote (Simon Russell), sobre lo que parece ser una maldición caída sobre los testigos de la crucifixión de Jesús, condenados a ser unos espíritus morbosos y presenciar ejecuciones, linchamientos, asesinatos y todo tipo de violencia humana.
La manufactura de The Gathering es de telefilme. Pero la extraña belleza de Christina Ricci representará una fuerte presencia en la película, en contraste con la desabrida actuación de Ioan Gruffud (antes de ser Lancelot en King Arthur, y Reed Richards en “Fantastic 4”). En general, casi todo el reparto acaba desvanecido a causa de la débil historia, que incluso roza el humor involuntario. El cursi final acaba por llevarse el asunto (supuestamente terrorífico y paranormal) hacia el baúl del olvido.
Un ejemplo de cómo una buena idea argumental es arruinada por la total falta de convicción y seguridad en la realización.
++ Por razones comprensibles, el filme no tuvo estreno comercial en España. Su edición en DVD incluye: spots, tráiler, entrevistas con actores y equipo, "En el rodaje".
Sin bases dramáticas sólidas que puedan sostener efectivamente la historia, The Gathering arranca con un hallazgo arqueológico en la campiña británica, cerca del pueblo de Ashby Wake: una construcción medieval que contiene misteriosos relieves, que retratan a los “testigos presenciales” (o mirones, en el peor de los casos) de la crucifixión de Cristo.
Christina Ricci es Cassie, estudiante americana de turista por esos rumbos. Durante su estancia en la casa de un arqueólogo (Stephen Dillane) y su esposa, Marion (Kerry Fox), Cassie comenzará a tener extrañas visiones sobre hechos violentos, al tiempo que establecerá una fuerte conexión con el pequeño hijo de Marion, Michael (Harry Forrester).
El guión escrito por Anthony Horowitz tiene un lento desarrollo. Poco más de su primera media hora está dedicada a las traumáticas visiones de Cassie y de unas presencias fantasmales en las calles del pueblo. Las tramas de Cassie y la del hallazgo arqueológico tendrán una forzada relación, teniendo como centro las teorías de un sacerdote (Simon Russell), sobre lo que parece ser una maldición caída sobre los testigos de la crucifixión de Jesús, condenados a ser unos espíritus morbosos y presenciar ejecuciones, linchamientos, asesinatos y todo tipo de violencia humana.
La manufactura de The Gathering es de telefilme. Pero la extraña belleza de Christina Ricci representará una fuerte presencia en la película, en contraste con la desabrida actuación de Ioan Gruffud (antes de ser Lancelot en King Arthur, y Reed Richards en “Fantastic 4”). En general, casi todo el reparto acaba desvanecido a causa de la débil historia, que incluso roza el humor involuntario. El cursi final acaba por llevarse el asunto (supuestamente terrorífico y paranormal) hacia el baúl del olvido.
Un ejemplo de cómo una buena idea argumental es arruinada por la total falta de convicción y seguridad en la realización.
++ Por razones comprensibles, el filme no tuvo estreno comercial en España. Su edición en DVD incluye: spots, tráiler, entrevistas con actores y equipo, "En el rodaje".
lunes, 11 de agosto de 2008
THE MISSING * * * *
Con The Missing (2003), Ron Howard incursiona en el género “western”. La película está basada en la novela escrita por Thomas Eidson, y si bien tiene todos los elementos convencionales del género, Howard se adentra también por los terrenos del thriller, con el secuestro de la hija mayor de una granjera, Maggie (Cate Blanchett), por un grupo de indios que trafican con chicas (indias, blancas,...) dentro de una red de prostitución que acaba en México.
La historia se ambienta en los helados bosques de Nuevo México, en 1882. La llegada de un extraño forastero con toda la pinta de ser apache (Tommy Lee Jones), dará un giro descomunal en la tranquila vida de Maggie, quien habla con fluidez español y se dedica a dar consultas médicas, al lado de sus dos hijas (Evan Rachel Wood y Jenna Boyd).
No nada más habrá elementos del thriller, sino que la historia se sumerge en un clásico melodrama familiar, cuando Maggie descubra que ese apache es el padre que la abandonó siendo una niña, por el atractivo de iniciar una nueva vida junto a los indios e iniciarse en los secretos del chamanismo y demás artes mágicas. Qué mejor manera para él de hacer un ajuste de cuentas con el pasado y enmendar sus errores, que ayudando a Maggie a rastrear y buscar a su nieta secuestrada, ante la ineficiencia de la misma Caballería.
La balanza dramática termina inclinándose hacia la reconciliación entre hija y padre. La lucha de Maggie y su padre se extenderá incluso a lo paranormal, en su enfrentamiento contra las “maldiciones” del líder de los secuestradores, un indio brujo de facha caricaturesca. Será demasiado para la escéptica y más racional Maggie, al tiempo que reencuentra los lazos familiares perdidos con su padre, al ver que se ha convertido en un hombre de cierta sabiduría.
Prevalece en el filme la tendencia de los westerns del Hollywood de antaño, de presentar a los blancos como los héroes y víctimas, mientras los indios son los villanos, drogadictos y brujos. El padre de Maggie es un “cara pálida” con alma de indio a final de cuentas.
Como sea, The Missing es un entretenido western a la antigua, de peleas entre la Caballería y los apaches; con magia negra, suspenso, acción (esa inundación durante la noche) y peleas a tiro limpio. Es verdad que, actualmente, el western ha alcanzado madurez y ha evolucionado durante la pasada década, a través de discursos conciliadores entre blancos e indios, con historias que tratan del sincretismo entre ambas culturas (Dances with Wolves).
The Missing es un buen western a pesar de todo, ejecutado brillantemente por Howard. Cuenta con un buen diseño de vestuario, magnífica ambientación y apuntes científico-culturales muy bien ilustrados, como la irrupción en la sociedad del gramófono, el telégrafo y la fotografía (hay que ver las propiedades “mágicas” que el chamán le da a los retratos). Y claro, ni qué decir de las magníficas actuaciones de Cate Blanchett y Tommy Lee Jones.
++ La edición en DVD vale mucho la pena. Entre los extras se encuentra:
* Escenas eliminadas:
* Documentales (Ron Howard habla sobre: sus películas caseras, el montaje, el proceso de filmación, su amor por el Western, los tópicos del Western).
* Finales alternativos:
* Tomas falsas
* Galería fotográfica
* Cortometrajes (“Acciones y hechos atrevidos”, “Cartas, canallas, armas, sangre y muerte”, “Una vieja pintura”.)
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