Kevin Costner y Woody Harrelson. |
The Highwaymen cuenta la historia de Bonnie y Clyde desde el punto de vista opuesto, aquel de los dos rangers retirados que colaboraron con el FBI para rastrearlos, perseguirlos, localizarlos, y finalmente, abatirlos, en la famosa (y quizás, excesiva) emboscada del año 1934. Kevin Costner y Woody Harrelson, interpretan a los rangers Frank "Pancho" Hamer y Maney Gault, respectivamente, estupendos como la pareja dispareja que, a pesar de su diferencia de edad, y de pertenecer a distintas épocas, funcionan muy bien. Su química es extraña, hirviendo a fuego lento conforme avanza la película. Frank acepta el trabajo de atrapar a los jóvenes bandidos sin realmente quererlo, más por salir del tedio y la rutina de un retiro forzado, que por el dinero. Desea probar que, a su edad, todavía tiene lo que se necesita, a pesar de que se siente algo oxidado al tomar una pistola y disparar. Las cosas no son muy distintas para Maney. Desempleado, viviendo en la pobreza junto a su hija y nieto, ve en la misión de perseguir a Bonnie y Clyde la oportunidad de, simplemente, escapar de su cruda realidad, pero también de vivir una aventura junto a su viejo colega, y de recordar glorias pasadas.
Dirigida por John Lee Hancock, más que ser un filme de gángsters a lo The Untouchables (será imposible no recordar a Kevin Costner como Eliot Ness en el filme de Brian de Palma), Highwaymen es una suerte de western instalado en la era de la Depresión. Durante más del 90 por ciento del filme, nunca vemos los rostros de Bonnie y Clyde, pero sí tenemos una pequeña muestra del nivel que alcanzó su celebridad, de "Robin Hoods" que robaban bancos para darle a los desposeídos. También, más que ser un filme sobre dos policías en persecución de dos criminales, Highwaymen es el relato de dos personajes a quienes la experiencia hace que les caiga el veinte de que están envejeciendo, de que su juventud quedó atrás, y de que ya no se cuecen al primer hervor. "¿No te has puesto a pensar que quizás ya no lo tenemos?", le pregunta Gault a Frank, justo a mitad de la historia. Pero un momento. Esto no quiere decir que el filme sea un aburrido relato sobre dos viejos ex policías, sin ritmo, ni emoción. Hancock sabe ir construyendo tensión, poco a poco, durante la investigación. Frank demuestra que, más que tecnología avanzada, se necesita experiencia y pericia de viejo sabueso para encontrar a los criminales. La silenciosa personalidad de Frank, con la más bromista y relajada personalidad de Gaunt (la actuación de Harrelson es magnífica, casi robándose la película), se combinan a la perfección. Con una gran banda sonora T-Bone-Burnettiana (si es posible calificarla así), a cargo de Thomas Newman, y una buena dirección de fotografía, al final se antoja volver a revisar "Bonnie and Clyde" (1967), de Arthur Penn.
⭐️⭐️⭐️1/2
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