Justice Smith y Kathryn Newton. |
Antes del estreno de Pokémon Detective Pikachú, no podía haber estado menos interesado en adentrarme en el universo de los Pokémon. Apenas y sabía que es una serie animada y un videojuego, creado en 1996 para Nintendo, por Satoshi Tajiri, Ken Sugimori, y Junichi Masuda, así como que ahora se puede jugar con el smartphone a cazar Pokemones a donde sea que uno vaya. En este brinco que ha dado la franquicia en su primera adaptación en un filme de acción viva y actores de carne y hueso, el Pikachú del título terminó atrapándome, con todo su amarillento carisma de adorable peluchín abrazable. Pikachú, con apariencia de ser una cruza entre un conejo y un gato con cola de relámpago, y toda su detectivezca sagacidad, es irremediable que te atrape desde que aparece en pantalla (precaución audiencias femeninas, el personaje irradia incontables dosis de suave y aterciopelada ternura).
Dirigida por Rob Letterman (Shark Tale, Monsters vs. Aliens, Goosebumps), la película nos introduce fácilmente a un extraño mundo de criaturas, que son entre animales y seres míticos, que acompañan a los humanos como una especie de compañeros y protectores espirituales. Además, el filme está escrito para que los niños puedan seguir la historia sin mayor problema (escrita por el mismo Letterman et al), teniendo como centro la historia de un chico, Tim (Justice Smith), solo en el mundo y sin un perro que le ladre. Tim está tratando de reconectar con su padre, Harry, al cual apenas y conoce. Los adultos (especialmente padres de familia que acompañen a sus pequeños al cine, y quienes hayan jugado a cazar pokemones con el teléfono), no tardarán en sentirse interesados, ya que es un relato sobre paternidades necesitando reajustarse, padres ausentes, etc.
Tim se embarcará en una aventura para investigar qué ha sido de su papá, un detective privado, luego de que éste sufriera un accidente automovilístico mientras investigaba los experimentos que una corporación, encabezada por Howard Clifford (Bill Nighy), realiza con un poderoso y mítico pokémon. Sin saber si sigue vivo o no su papá, Tim tendrá la asistencia del adorable y sagaz Pikachú (voz de Ryan Reynolds), de hecho, el pokémon de Harry, gracias a que es quizás el único humano que entiende lo que dice. Sin embargo, la inquieta y sagaz criaturita, con todo y su complejo de detective, no será de mucha ayuda, ya que sufre de amnesia debido al accidente.
La película no es tan infantil como muchos pensarían. Todo lo contrario. Letterman apuesta por lograr algo cercano a un flim noir para toda la familia, clasificación A; una especie de Blade Runner para niños y adolescentes, con todo su explosivo colorido de luces de neón. No nada más trata sobre relaciones padre-hijo, sino sobre la memoria, y la amistad, en la relación que poco a poco se va formando entre Tim y Pikachú. Aunque Ryan Reynolds únicamente provee la voz del personaje (es como escuchar a Deadpool reencarnado en un muñeco de peluche), su trabajo de voz es estupendo, y acaba robándose el show completo. Voz y personaje, aunque contrastantes, terminan acoplándose excelentemente. Por cierto, Justice Smith, aunque sin mucho que hacer en la trama, le da todo el carisma que puede a su personaje, transmitiendo confusión y empuje, mientras que Kathryn Newton, como una chica aspirante a reportera, trae el balance y soporte que Tim necesita. Ambos actores proveen frescura al filme, gracias a que no son caras muy conocidas. Es raro que las adaptaciones de videojuegos al cine funcionen, pero Detective Pikachú, graciosa y conmovedora, acaba siendo la excepción a la regla. ⭐️⭐️⭐️1/2
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