Javier Frausto, "músico ruidista". |
Proyectada en el FICUNAM 2020, este cortometraje no pasa de ser un "interesante" ejercicio de cine experimental. A pesar de que su fuerte está principalmente en lo visual, este filme, del director Pablo Chavarria, acaba siendo demasiado disparejo, luchando durante su hora y 5 minutos de duración por encontrar un mínimo balance entre el video arte, el surrealismo, y el documental, siendo éste último quizás el aspecto más débil de todos. Su personaje, un tal Javier Frausto, autocalificado como "músico ruidista" (el cual, honestamente, tiene de músico lo que yo de físico nuclear), apenas y termina despertando poco o nada de interés. Chavarria intenta contarnos la llegada de Frausto a San Cristóbal de las Casas, para dar un taller sobre lo que, según él, es ejecutar música (es de risa verlo tratar de sacar sonidos de un trombón, y las caras de los alumnos presentes). Como sea, al final, él mismo confiesa que, junto con el director, todo lo fueron armando sobre la marcha, agregando cosas que se les iban ocurriendo al azar (no es muy difícil darse cuenta de ello); mientras, el mismo Chavarria demuestra lo "muy modesto" que es, al poner en una de las últimas escenas a un tipo español alabándolo y diciendo lo grandes y maravillosas que son sus películas.
⭐️⭐️
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