Nominado al Oscar como "Mejor Corto Animado", este excelente cortometraje, realizado en animación "stop motion" (tradicional animación cuadro por cuadro) puede verse como dos cosas: un pequeño homenaje a Vincent Van Gogh, al igual que un íntimo, delirante, y sensible estudio sobre la demencia. El pintor protagonista (con un gran parecido a Van Gogh, y concebido como si el mismo pintor post-impresionista lo hubiera diseñado y/o pintado) no recuerda el nombre de las cosas, ni situaciones que han ocurrido, o incluso, no se percata del paso del tiempo. Su esposa lleva el padecimiento de su marido artista lo mejor que puede ("no hay nadie más en el baño, es tu propio reflejo el que ves en el espejo", le dice ella en alguna escena), mientras, el pintor, gradualmente, se ve a sí mismo -o más bien, alucina- en situaciones totalmente surreales, platicando con personajes fantásticos, como sacados de sus propias pinturas; o incluso él mismo cambiando de una apariencia, digamos impresionista, hasta una más abstracta. Magnífico, recomendable para los amantes del arte.
⭐️⭐️⭐️⭐️⭐️
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