Emma Watson, Florence Pugh, Saoirse Ronan y Eliza Scanlen. |
Aquellos que pensaron "¿Otra adaptación de "Mujercitas"? ¿Es realmente necesario? ¿Para qué?", seguramente se retractaron al ver esta nueva versión, dirigida por la actriz, guionista, y directora Greta Gerwig. Su película tiene varios méritos. El principal, sin duda, es haber logrado una reinterpretación del clásico libro de Louisa May Alcott que, por un lado, luce y se siente tan clásica como una taza de té calientito con galletas frente a la chimenea, durante una noche helada de invierno; pero por otro lado, es moderna e innovadora. Es, además, una versión que se siente oportuna y muy actual (considerando que fue escrita en los 1860), en estos tiempos del "Me too" feminista.
Aunque hace mucho tiempo que la vi, me atrevo a decir que esta versión es mucho mejor que la anterior adaptación (dirigida por Gillian Amstrong, en 1994), protagonizada por Susan Sarandon, Winona Ryder, Kirsten Dunst, y Christian Bale. Para empezar, es un reto verla, y pide algo de la generosa y muy despierta atención que el espectador pueda proveer. Su narración no es precisamente la clásica y tradicional narración lineal. Hay saltos inesperados entre el pasado y el presente de su relato, flash backs con momentos felices del pasado, en contraposición con momentos tristes y tensos del presente.
Muchos conocerán la historia de antemano. Jo (Saoirse Ronan, estupenda), es una joven que busca abrirse camino en el mundo de la literatura, escribiendo cuentos para un periódico de manera anónima. El resto de sus hermanas: Amy (Florence Pugh, la gran revelación de Fighting with my Family), intentando convertirse en una pintora de renombre (y no cualquier pintora, sino la mejor), Beth (Eliza Scanlen), una talentosa pianista, y Meg (Emma Watson), una actriz de teatro, viven acomodadamente en una gran residencia rural con su madre (Laura Dern). Son los últimos años de la Guerra de Secesión y su padre, un militar (Bob Odenkirk), se encuentra lejos sirviendo en el campo de batalla.
Desde el primer acto, que abre con la imagen de la portada de libro anunciando el título, y de Jo, sentada en un escritorio frente a su editor, tratando de vender su primer cuento, observando cómo la cruel pluma tacha párrafos y elimina hojas completas del texto ("está bien, pero trata de que termine con el personaje femenino casándose. Es lo que vende, lo que la gente quiere leer en estos tiempos difíciles", le dice el hombre seriamente), es notorio el amor que Greta Gerwig tiene por el libro de Alcott. Se nota en la cuidadosa dirección de todas sus actrices (todas ellas están magníficas), incluyendo a una genial Meryl Streep, en un papel pequeño como la voluble y adinerada tía March, representando el lado conservador de la historia ("toda mujer, para abrirse camino en el mundo y tener éxito, debe encontrar un buen partido y casarse"). Es poco el tiempo en pantalla de Streep en la película, pero es innegable que cada minuto vale oro por su acostumbrada gran actuación.
También hay personajes masculinos, y en ese sentido sobresale Timothée Chalamet, interpretando a Theodore, el mejor amigo de todas las hermanas, pero con una particular afinidad por Jo, y a su vez el interés sentimental de Amy. Entre los tres se da un triángulo amoroso sutil y, al mismo tiempo, sensible, del cual Gerwig hace un entramado interesante hacia la mitad del tercer acto. Chalamet está magnífico como Theodore, vulnerable, divertido, pero a la vez con un lado frágil e imperfecto; sobresale la química que tiene sin esfuerzo con Jo y Amy. Mientras, Chris Cooper, como el padre de Theodore (quien también tiene un mínimo de tiempo en pantalla), está igualmente estupendo.
Al final, la experiencia de ver esta nueva "Mujercitas", es de un rompecabezas narrativo cuyas piezas el espectador tiene que ir armando después de iniciada su segunda mitad. Si en algo tiene más éxito el filme de Gerwig, además de sus aspectos técnicos (bella dirección de fotografía de Yorick Le Soux, excelente banda sonora de Alexandre Desplat) y artísticos (gran diseño de vestuario de Jacqueline Durran, ganadora del Oscar el domingo pasado, y muy buen diseño de producción), no es tanto en sus intenciones feministas, sino en ser una conmovedora y entrañable historia sobre el amor y cariño entre cuatro hermanas. Es cierto, tal vez el filme tenga un final feliz complaciente-de-audiencias, contradictorio con el mensaje de la historia, pero la forma en que Greta Gerwig lo concluye es muy original.
⭐️⭐️⭐️⭐️
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