Teseo, el mítico fundador de Atenas, es el protagonista en "Immortals". |
Una
película como Immortals (2011), a pesar de estar publicitada como “de los
productores de ‘300’ ”, está más cerca de ser una consecuencia de “Clash of the
Titans”, el remake. Su historia está basada en la mitología griega,
específicamente en la leyenda de Teseo, fundador de Atenas y considerado como
un semidios, al tener tanto un padre humano (Aegeus), como uno divino,
Poseidón. Teseo es interpretado por el atlético pero verdaderamente desconocido
y no muy buen actor Henry Cavill. El filme es dirigido por otro nombre
relativamente desconocido, Tarsem Singh, realizador de origen indio. Si “Mirror,
mirror”, su adaptación del clásico cuento de Blancanieves, tiene éxito el próximo
año, su nombre empezará a sonar más. Ya vi el trailer y no me entusiasmó mucho.
Singh
es un realizador preocupado más por la estética y diseño de sus películas.
Immortals no es la excepción. Acabé
considerando el filme un trabajo con muchas contradicciones. Es decir, mientras
su diseño de producción es atractivo, rozando lo kitsh y haciendo una mezcla de
elementos modernos (muy teatrales, a lo Julie Taymor) con otros más griegos, la
mayor parte del vestuario luce fatal. El vestuario de los dioses parece de 3
dólares y casi risible. Por otro lado, tiene un diseño conceptual atractivo,
que está entre lo surrealista y algo próximo a la novela gráfica. Lo malo, es
que a pesar de sus raíces mitológicas, la historia se queda corta. El villano,
el rey Hyperion, interpretado por un risible Mickey Rourke, luce acartonado,
por no decir, caricaturizado. Es difícil seguir tomando en serio a Mickey
Rourke como actor, si sigue haciendo esta clase de personajes. Es una lástima,
ya que por un momento pensé que en “The Wrestler” ya había vuelto a sus
cabales.
En ese
sentido, la película es un desbalance total. Si por algo la disfruté un poco, fue por sus momentos de verdadera
inspiración visual, su espíritu de película antigua de matineé y aventuras. Hay
dos presencias rescatables: John Hurt, como el viejo mentor de Teseo, Frieda
Pinto, como una bella pitonisa, y Luke Evans, como un juvenil y enérgico Zeus,
el cual prohíbe a los dioses dar cualquier ayuda a los mortales. Los dioses están
vestidos como para el carnaval de Río de Janeiro, lejos de verse como viejos
barbados y apostando más por una imagen juvenil. Teseo se dispone a pelear por
su pueblo contra Hyperion, quien tiene sitiada Grecia para encontrar el poderoso arco Epiro. El arco es como un
arma de alta precisión, capaz de disparar un número infinito de flechas mágicas
sin necesidad de apuntar.
Las
peleas están coreografiadas y fotografiadas con el mismo estilo de las peleas
vistas en 300. Tracking shots en cámara lenta, con la cámara siguiendo a Teseo
mientras este elimina a sus oponentes sistemáticamente con la espada. La
batalla final es una decepción, toda dentro de un largo pasillo, un desastre. En
tanto, esa pelea final de los dioses contra los titanes, que son como dioses
caídos, salvajes y primitivos, prisioneros en una jaula dentro del Monte
Tartaros, es mucho mejor. Sigue el mismo estilo “300”, con una inspiración “Matrix”.
Los dioses y los titanes flotan, vuelan y pelean suspendidos, en gravedad cero
prácticamente. De no ser por sus defectos, Immortals bien hubiera podido pasar
como un redondo entretenimiento palomero.
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