Penélope Cruz y Martin Freeman. |
Película
dirigida por Jake Paltrow, hermano menor de Gwyneth (quien participa en el
reparto), que recurre al falso documental para narrarnos la vida de un
personaje que no pudo interesarme menos. Martin Freeman (el elegido para
interpretar a Bilbo Baggins en The Hobbit), interpreta a Gary, ex miembro de
una banda de rock pop que se dedica ahora a componer música para comerciales.
Pero este no es su problema, es algo que parece disfrutar. El problema de Gary
es que no puede dormir bien, debido a unos sueños lúcidos que tiene con una
bella modelo italiana (Penélope Cruz), quien parece encarnar todo lo que sueña
(o soñamos) en una mujer. Todo lo opuesto a la problemática relación que lleva
con su esposa (Gwyneth Paltrow). Para tratar de descifrar el significado de sus
sueños, Gary recurre a la asesoría de un improvisado especialista en la materia
(Danny de Vito), al tiempo que su mejor amigo Paul (Simmon Pegg), antiguo
compañero en la banda, lleva una exitosa vida profesional y una muy
despreocupada relación con las mujeres.
Al
final, la película se siente como una especie de terapia de autoayuda. Lo peor es
el hecho de que Gary no es interesante como personaje en lo más mínimo. Da
tanta pena que hasta duele. Es el primer largometraje de Jake Paltrow, y para
dirigir esta clase de historias, en donde la realidad y los sueños parecen
fundirse, se necesita mucho más talento, uno más imaginativo y creativo, como
Spike Jonze, por ejemplo. Estas historias son atractivas, la mayoría de las
veces, más por esa otra realidad, delirante y surrealista, que proponen, que el
mundo real. Una parte del filme quiso ser cómica, pero no me reí mucho; la de
los sueños quiere ser muy arty pero no me impresionó a tal grado. ¿Y su
historia? Cae en lo plano, ya que no trata sobre otra cosa que sobre un pobre
tipo que no puede dormir.
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