Entusiasmado por el hallazgo, Michell se pondrá en contacto con Maud (Gwyneth Paltrow), investigadora británica especialista en la obra de Ash y LaMotte, para iniciar juntos una investigación y poder saber qué fue lo que sucedió con estos escritores. Conforme sus indagaciones van progresando, Michell y Bailey irán involucrándose profundamente en la vida de Ash y LaMotte, al grado de dejarse "posesionar" por su idilio decimonónico, con el riesgo de acabar contagiados por esa misma pasión romántica y.....bueno, sucederá lo que tenga que suceder.
En efecto, la cosa suena de lo más predecible en esta película de LaBute, basada en la novela de A.S. Byatt, aunque tiene algunos puntos a favor. La película nunca aburre a pesar de lo convencional de su relato. Los hallazgo del par de investigadores van moviendo bien la historia: la carta misteriosa de Ash, el misterio que rodea su romance con LaBotte -según se dice, Henry Ash era sumamente fiel a su esposa-, su relación por correspondencia que se fue perdiendo con el paso de los años, etc. Desafortunadamente, la idea de yuxtaponer dos tramas en una sola línea narrativa, es algo que no funciona del todo en el filme, debido a que una de ellas (la de Henry Ash y Christable LaMotte) opaca a la otra (la de Michell y Maud); una se va perdiendo mientras la primera nos va interesando cada vez más. La historia romántica de Ash y LaMotte resulta mucho más atractiva, interesante y compleja, que la pálida y, en muchas ocasiones, estorbosa trama de Michell y Bailey.
Incluso en cuestiones histriónicas compiten las dos parejas protagónicas, sucumbiendo los estadounidenses frente a los británicos (Jennifer Ehle es una actriz muy socorrida por su físico para personajes de esta época). Una buena ambientación, vestuario de primera, impecable dirección artística y una cálida fotografía, son otros aspectos que ayudan a sobresalir a la trama antigua y su tortuoso romance.
El desenlace de la película tiene una vuelta de tuerca que se va telegrafiando momentos atrás, con ese hallazgo que tendrá Maud en la antigua residencia. Lo más molesto de todo al final, es esa sensación que nos queda de haber querido ver una película dedicada sólo a la trama victoriana, permitiendo que se desarrollara mejor con todo su misterio y buen desenlace. LaBute supo mantener un buen equilibrio narrativo entre ambas épocas y dirigir bien a buena parte de sus actores, en este experimento que nos recuerda de inmediato a Somewhere in Time (Jeannot Szwarc, 1980), protagonizada por el ex Superman Christopher Reeve, donde además de tener una historia romántica de época, sus dos tramas paralelas estaban enlazadas en su conclusión.
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