Adivina quien Soy tiene una historia sin mucha sustancia y con poco interés, que tiene como protagonista a Estrella (Nerea Inchausti), una niña aficionada a los filmes y libros de monstruos, que vive sola con su madre (Goya Toledo), enfermera en un hospital. Estrella lleva una vida normal, entre cumplir con sus deberes escolares y pasar el tiempo no con amigos, sino viendo películas de monstruos. En la calle, la chica tiene un amigo aparentemente imaginario, al que llama “Vampiro”(Eduardo Farelo), un tipo que anda en motocicleta, vestido de piel, rapado y su apodo se debe al gran parecido que tiene con Nosferatu, mientras pasa noches difíciles ya que se imagina a un asesino tipo Leatherface (del clásico de horror slacher Texas Chain Saw Masacre/1974) entrando a su habitación para tratar de hacerle daño.
A la mamá le inquietará sobremanera que Estrella pase todo el día pensando en monstruos y conviviendo con seres imaginarios, por lo que su relación se irá haciendo difícil, entre discusiones y peleas, circunstancias que provocan que empiecen a salir secretos del pasado de la madre de Estrella, que nos llevarán a pensar que “Vampiro” (suerte de “ángel guardián” de la niña), sea más real de lo que parece.
Lo mejor de Adivina quien Soy, escrita por el mismo Urbizu y Jorge Arenillas, está en su última parte, cuando vemos cómo esta fantasía infantil, de una niña que sueña con monstruos y no con muñecas, estuvo adormilada durante toda la primera hora, aburrida, plana y que parece no llevarnos a nada. Goya Toledo interpreta muy bien su papel de madre con secretos ocultos, Nerea Inchausti está igualmente muy bien en su actuación, mientras el cinefotógrafo Unax Mendía sabe crear ambientes opresivos en su buen trabajo. Si algo no me convenció nunca en la película, es que todo el asunto del “Vampiro” imaginario se siente más como un distractor, ya que tarda en tomar forma y nunca es lo suficientemente interesante como para ser la base de la historia.
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