Michael Stuhlbarg y Elisabeth Moss. |
Las buenas películas sobre escritores, saben crear un buen paralelo entre la personalidad del escritor y lo que hay detrás de sus más importantes libros. En resumen, te ayudan a entender su obra un poco más. Cuando estas películas consiguen esto último, el resultado, muchas veces, es hacerte correr y comprar una o dos de las novelas del escritor o escritora en cuestión. Desafortunadamente, eso no me ha pasado con Shirley, película dirigida por Josephine Decker, sobre la escritora especializada en novelas de horror Shirley Jackson. Aunque no he leído ninguno de sus libros, he escuchado que son bastante buenos, como The Haunting of Hill House (adaptada por Netflix en forma de miniserie). El asunto es que, luego de ver la película de Decker, no sentí el impulso de correr a una librería y adquirir una de las novelas de Jackson, con todo y que previamente estaba -y sigo estando- interesado en leerlos.
Elisabeth Moss (de mis favoritas gracias a Mad Men, y más recientemente, a The Invisible Man), hace un gran trabajo interpretando a Jackson. Además del gran parecido que consigue con la escritora, Moss sabe reflejar un estado de tensión psicológica constante, justo cuando una pareja de recién casados, Fred y Rose Nemser (Logan Lerman y Odessa Young, estupendos), llegan de visita a la casa de Shirley y su marido, Stanley Hyman (Michael Stuhlbarg, muy bien), este último, un profesor de literatura. Ambientada a inicios de los 1960, Fred ha llegado para tomar un puesto de conferencista en la misma universidad, así como de asistente de Stanley. Durante su estancia en la casa, Fred estará bajo una especie de prueba por parte de Stanley, el cual mantendrá al primero bajo un ojo vigilante y en constante escrutinio. Sin embargo, Shirley no demostrará del todo ser una buena anfitriona, la cual se mostrará conflictiva, tensa, y no muy amigable ante la joven pareja. Shirley observará todo el tiempo a Rose como un espécimen raro, como lista para saltar sobre ella como una presa indefensa.
Batallé para conectar con el filme, en especial con Shirley, o con alguno de los personajes. Con todo y no ser precisamente un filme biográfico, sino una mezcla de ficción y realidad, reconozco que lo mejor del filme, además de las actuaciones de Moss y del resto del reparto, son también el diseño de producción y una buena banda sonora. Decker sabe construir un estado de tensión constante entre todos los personajes, mostrando a Shirley y Stanley como un matrimonio excéntrico, lleno de rarezas. Ambos sacudirán la existencia de la joven pareja visitante, de ir corrompiendo su inocencia de pareja feliz, al estilo de Who's Afraid of Virginia Woolf? La película muestra el trabajo de Shirley para un libro sobre las desapariciones de unas estudiantes, pero el problema es que la trama termina centrándose demasiado en toda esta compleja y tensa interacción entre todos los personajes. Creo que Decker desaprovecha la oportunidad de hacer un retrato de Shirley Jackson que se centrara más en su obra y en su proceso creativo, ligado al retrato emocional que hace de ella. Además, la tensión sexual que empieza a crecer entre Shirley y Rose nunca llega a nada, ni se desarrolla bien. No digo que esté mal centrarse en hacer un estudio de personaje de un escritor, pero en lo personal, prefiero un filme sobre un escritor o escritora que se enfoque en qué lo llevó a escribir tal o cual libro importante en su carrera; en su técnica y proceso creativo. Estrenada en el pasado Festival Internacional de Cine de Los Cabos, Shirley, la película, simplemente me dejó frío. ⭐⭐1/2
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