Mahiro Tanimoto e Ishii Yuichi. |
Lo que está por ver en Family Romance LLC, el más reciente filme del realizador alemán Werner Herzog, es cierto. Bueno, más bien, casi cierto. El director de Aguirre la Ira de Dios, Nosferatu, y Grizzly Man, ha decidido en esta ocasión filmar usando actores no profesionales, aventurándose por varios rincones de Tokio, y con un mínimo equipo de filmación. Sin embargo, lo más característico e interesante de Family, es la idea de filmar una historia alrededor de un negocio totalmente fuera de lo común, una empresa dedicada a proporcionar familiares o amigos substitutos a sus clientes, cuyo nombre da título a la película.
Pero lo más interesante es, quizás, que dicho negocio existe en la vida real, y lo todavía más interesante, es que su fundador, Ishii Yuichi, es el protagonista del filme, interpretándose a sí mismo. La historia es simple y directa. Yuichi es contratado para ser el padre substituto de una adolescente, Mahiro (Mahiro Tanimoto), por su adinerada mamá (Miki Fujimaki). Aunque Mahiro se nota seria, tímida, y no muy abierta a seguir el juego al inicio, es hasta que, entre paseos por parques, visitas a ferias, pláticas de redes sociales, y viajes (que pudieron o no haber ocurrido) que Yuichi consigue conectar y ganarse la confianza de la chica, empezando así una relación extraña de padre-hija, que consigue construir un poco de química y cierto encanto.
Family Romance LLC no se encuentra entre lo mejor de Herzog, pero es innegable que la película termina siendo una curiosidad en su filmografía, algo que cae en lo extravagante y experimental, así como con algo qué decir sobre las relaciones humanas a inicios de la nueva década, en parte documental, en parte ficción. A lo mejor Herzog hubiera preferido hacer una película enteramente documental sobre este negocio. Junto a la historia (¿imaginada?) de Mahiro y Yuichi, la narración a ratos se desvía, para irse a terrenos todavía más bizarros, por ejemplo, pequeñas escenas mostrando un negocio dedicado a los funerales ficticios (para gente interesada en sentir lo que es estar dentro de un ataúd, y en un servicio funerario), o un hotel en donde los recepcionistas y hasta los peces de un acuario, son robots; o aquella escena que tiene lugar en una estación de tren, extraña y desconcertante.
No hay comentarios:
Publicar un comentario