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RETRATO DE UN GENIO.
Michael Fassbender como Steve Jobs. |
El mundo como lo conocemos actualmente sería inimaginable de no ser por el genio de Steve Jobs. Inventor y creador de la primera PC, al igual que de la portabilidad electrónica. Jobs era un genio en toda la extensión de la palabra, pero con sus flaquezas y un lado obscuro, retorcido, y hasta podría decirse, detestable. Una combinación que, a primera vista, no parece muy congruente. Danny Boyle consigue una biopic del genio-creador de Apple fuera de lo convencional, y que se inclina más por un estudio de personaje. El punto de partida es el lanzamiento de la primer Mac, en 1984, en Cupertino, California. Un problema técnico amenaza con arruinar todo el espectáculo: la computadora falla en dar el saludo al usuario. Esto basta para desatar un pandemónium en el auditorio. Michael Fassbender interpreta a Steve Jobs y lo hace magníficamente, con la intención de ir por algo más allá de la pura imitación del Jobs real. Fassbender ofrece su propia versión del genio tiránico e insoportable, dispuesto a pisar a todos con tal de conseguir lo que quiere y a la hora que quiere. Justo ese día, su ex pareja, Chrissan Brennan (Katherine Waterston) llega para presentarle a su pequeña hija de 5 años, Lisa (interpretada en diferentes edades por Makenzie Moss, Ripley Sobo, y Perla Haney Jardine). Jobs tendrá una tarea más difícil que programar un sistema operativo y construir la mejor computadora del mundo: ser por primera vez el padre que jamás ha sido para ella. Mientras, en flashbacks vemos escenas clave en la carrera de Jobs: la concepción en su garage del prototipo de la primer computadora personal, la fundación de Apple y su despido de la misma, decisión tomada por su amigo y colega, John Sculley (Jeff Daniels). Con Steve Wozniak (Seth Rogen excelente en plan serio), Jobs tiene el momento más tenso del filme, en esa discusión en donde el primero le dice sus verdades, cara a cara, y con muchos cojones le da una sacudida emocional. Kate Winslet está simplemente fabulosa, casi irreconocible, como Joanna Hoffmann, la estoica asistente de Jobs, encarnación de eficiencia profesional y de verdadero aguante. Como filme, Steve Jobs (escrita por Aaron Sorkin, de ahí la densidad en los diálogos) se inclina más por el lado emocional, que por el de hacer un despliegue de sus logros técnicos y profesionales. Es el retrato del genio encontrando su lado humano, con cada personaje dándole bofetadas emocionales, inusual en su narración, con un guión excelentemente escrito, y las extravagancias estilísticas de rigor.
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