domingo, 25 de octubre de 2015

THE MARTIAN * * * *

NÁUFRAGO EN MARTE.
Matt Damon necesita ser rescatado -- otra vez.
Matt Damon está en problemas nuevamente, y hay que ir a rescatarlo. En The Martian, Damon tiene que ser rescatado por tercera vez (recordemos, primero fue en Saving Private Ryan, la segunda vez en Interstellar, olvidado en un planeta desconocido). El hecho no tardó en convertirse en la broma del día en Facebook ("Estados Unidos debería dejar de invertir en rescatar a Matt Damon, déjenlo donde está", decía algún meme). En esta ocasión, el actor se ha convertido en un náufrago del espacio, un "Robinson Crusoe" marciano. 

Mark Watney (Damon), un botánico, es dejado a su suerte en el planeta rojo, luego de que la misión para investigar el suelo marciano con la que viajaba, fuera arrasada por una tormenta de arena. La comandante de la misión (Jessica Chastain), de decisiones algo precipitadas, lo ha dejado atrás creyéndolo muerto. Los verdaderos problemas de Mark apenas comienzan. Es ciencia ficción instalada en un futuro tal vez no muy lejano, con sentido del humor en muchos momentos. 

Una vez que le caiga el veinte que se encuentra en completa soledad, en medio del desierto anaranjado de Marte, y de que las posibilidades de ser rescatado son mínimas (una nueva misión de rescate no será posible hasta dentro de 4 años), Mark decidirá grabar en un videodiario el día a día de su estadía en el planeta. Poniendo en práctica sus conocimientos de botánica, Mark se deberá volver un granjero marciano, si no quiere morir de hambre con las raciones de comida disponibles para nada más un año. Creando un ambiente terrícola artificial con oxígeno, el astronauta consigue cultivar papas. Si tiene suficiente agua o no para beber, y cómo piensa conseguir más cuando se acabe su ración del líquido, se deja muy aparte en la trama. Como sea, nuestro amigo deberá acostumbrarse, le guste o no, a una dieta de papas con catsup.

En su siguiente filme ambientado en el espacio después de Prometheus, Ridley Scott se encuentra en terrenos que conoce bien. No es precisamente que Mark vaya a encontrarse con aliens dispuestos a matarlo. En lo que da en el clavo Scott, es en hacernos sentir una verdadera y continua tensión. Nos involucra de lleno en la angustiante situación de Mark (a quien sólo le falta tener una pelota de nombre Wilson para hacerle compañía). La tensión es constante, en una historia que avanza a contra reloj. Estamos pegados en la butaca esperando el que tal vez podría ser un destino fatal para el personaje. 

Mientras, en la Tierra, en contacto con Mark a través de un complejo sistema de códigos que, al final, acaba convertido en un común y corriente chat, el director de la NASA (Jeff Daniels) está en un estado de relajada angustia. Su equipo de genios, encabezados por Vincent (Chiwetel Ejiofor), se  encuentra trabajando en una manera de enviarle más comida a Mark y rescatarlo. Al mismo tiempo, la jefa de relaciones públicas (Kristen Wiig, en plan ejecutivo y serio), trata de mantener una imagen ante la prensa de que todo está bajo control y sin peligro.

Adaptación de la novela homónima de Andy Weir, la historia tiene todo el sabor científico de una novela de Julio Verne (lo primero que viene a la mente es "Misterious Island"). Scott ha hecho una película de aventuras espaciales, que revisa filmes de ciencia ficción recientes (Moon, Gravity, etc.).   A cada segundo estamos recordando este u otro filme de ciencia ficción, pero The Martian es pura diversión palomera, sin ambiciones metafísicas en su historia, o de sumergirse en complejidades  psicológicas y emocionales. Matt Damon está bien en su personaje, y hay que reconocerle ambición en la evidente pérdida de peso que tuvo para su papel. Está a unos pocos kilos de parecerse a Christian Bale en The Machinist. No es como para que lo nominen al Oscar, pero tiene su mérito. 


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