Ken Ogata como el controversial Yukio Mishima. |
La atormentada vida del célebre escritor japonés Yukio Mishima, es narrada en tres bandas Mishima: A Life in Four Chapters (1985). En esta estilizada biopic dirigida por Paul Shrader, se muestran las múltiples facetas y rostros de Mishima. Consigue hacerlo en algunos aspectos y en otros se queda a medias. El escritor (interpretado por Ken Ogata) empieza narrando su infancia alrededor de la segunda guerra mundial, época en que fue separado de su madre por su estricta abuela. En su adolescencia descubre el arte y el placer estético, así como una homosexualidad pasiva, la cual, aparentemente, le fue muy difícil aceptar.
La parte biográfica está filmada en una muy refinada cinefotografía en blanco y negro. Shrader y sus coguionistas: su cuñada Chieko Shrader y su hermano Leonard, introducen también unas mini adaptaciones de 3 novelas de Mishima: The Temple of the Golden Pavilion, Kioko's House y Runaway Horses. Las tres novelas, que funcionan independientemente como cortometrajes, se van intercalando junto a al monocroma biografía de Mishima. Por último, tenemos la narración en tiempo presente, una pulsante crónica del intento que hizo Mishima, el 25 de noviembre de 1970, junto con su famosa fraternidad del Escudo, tradicionalista y que pretendía rescatar los más altos valores nacionales de Japón siguiendo una filosofia samurai, de secuestrar al jefe del Estado Mayor.
Como personaje, Yukio Mishima, llamado el "Hemingway japonés", acaba siendo fascinante. Un claro ejemplo de un hombre atormentado por su pasado y sus obsesiones por la belleza y la perfección del cuerpo humano. Sus tormentos tenian que ver con sus complejos relacionados con su propio cuerpo, el cual anhelaba fuera musculoso, casi de un adonis. Si bien desconozco su obra literaria, es claro a través de los episodios relacionados con sus tres novelas, que sus personajes principales eran el propio reflejo de su torturante existencia. El acólito tartamudo que no puede tener relaciones sexuales con una prostituta y acaba incendiando su templo; el actor acomplejado por su cuerpo y que acaba haciendo un riesgoso pacto con una mujer para saldar la deuda de su madre; y por último, el maestro del sable que forma una fraternidad y acaba suicidándose, como el mismo Mishima. Son episodios visualmente estilizados, teatralmente escenificados y encendidos cromáticamente hablando, en contaste con el blanco y negro de la parte biográfica, así como de la más neutral paleta del episodio de 1970.
Es uno de las mejores películas de Schrader, sin duda, aunque lejos de ser perfecta. Si acaso, uno de sus problemas es que no profundiza del todo en ninguno de aquellos aspectos en la vida de Mishima. Aunque, extrañamente, es una película que en los aspectos psicológicos y de construcción del personaje, se siente muy equilibrada. Lo que sí consigue -y que seguro fue el objetivo de Schrader- es relacionar la obra literaria con la vida del escritor. Es decir, intentar que lo conozcamos y entendamos a través de algunos de sus libros.
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