La historia de un chico muy confundido, el Charlie Bartlett del titulo (Anton Yelchin). Charlie busca lo que casi todos anhelan en el colegio: popularidad. El problema, es que lo hace por los medios más arriesgados e inadecuados. Ha sido expulsado de innumerables escuelas, no parece encajar en ningún lado. De una escuela privada, de alta categoria, ha caido en una escuela pública, con alumnos problemáticos. Ahí, ni el director (Robert Downey Jr) es respetado ni sabe cómo controlar a sus estudiantes. Es la clásica historia sobre el problemático crecimiento de un adolescente, solitario, con un núcleo familiar fragmentado y una mamá demasiado indulgente con él (Hope Davis). Lo que el chico necesita es que su mundo, que gira a su antojo, sea sacudido un poco. Su nueva escuela es el ambiente adecuado para ello. Charlie es un joven genio, no precisamente en física, literatura o matemáticas, sino en algo muy inusual: es un gran psicólogo en potencia. Además, es un gran pianista de jazz. A su edad, yo ya estuviera mejor dando conciertos y tocando en clubs
Charlie tendrá ideas, algunas muy irresponsables, para ganar amigos, la atención de los demás y quitarse de encima a un bully. Además de dar terapias psicológicas en el baño, se convierte en el "señor de las drogas" de la escuela. En poco tiempo, es el centro de atención de todos los alumnos y se consigue una novia (Kat Dennings) con no menos problemas que él. Lo peor, es que es la hija del director. La película tiene su encanto. Sin ser la gran comedia, tiene sus situaciones graciosas. Tambiién tiene un buen reparto. Robert Downey Jr. está en su elemento, en esa clase de papeles que le quedan como guante, en este caso, el padre soltero con problemas de alcoholismo, al borde de un ataque de nervios por no saber qué hacer con su hija ni con sus estudiantes. La chica, sencillamente, no lo toma en serio y lo trata como cualquier hijo de vecino. Es una película sobre adolescentes problemáticos, pero también, sobre padres desesperados. A pesar del buen reparto, estas buenas ideas no van más allá, ni se nota un intento por explotarlas o profundizarlas más en el guión. El filme es disfrutable, aunque al final, es una película cuyo nivel, y lo digo en el buen sentido de la palabra, es más de DVD, de televisión, que de estreno cinematográfico.
EN TERAPIA. Anton Yelchin como el conflictivo Charlie Bartlett. |
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