En Cloudy with a Chance of Meatballs, se imagina un escenario apocalíptico y distópico a causa de...una lluvia de comida chatarra.
Dentro de un año que ha destacado por ofrecer magníficas películas animadas, como Up y Coraline, todavía queda espacio para una producción de la casa Sony Pictures Animation, Cloudy with a Chance of Meatballs (2009). A nivel técnico, no hay duda que esta casa productora ha ofrecido buenos trabajos como Monster House y otros no tanto, como Open Season (y secuelas en DVD). Para el 2011, ya preparan la primera adaptación al cine de The Smurfs en animación tridimensional. Con la adaptación del libro infantil escrito por Judi y Ron Barrett, esta productora ofrece una película con un sorprendente equilibrio entre historia y trabajo visual.
Su historia es una revisión más del relato sobre los “genios incomprendidos”, de los nerds eternamente rechazados (como en Meet The Robinsons, producida por la Disney), pero en esta ocasión, se ha combinado el tema adicional del amor paternofilial, que acaba siendo conmovedor hasta su resolución. La dirección está a cargo de Phil Lord y Chris Miller, y su mayor logro ha sido crear un panorama apocalíptico nunca antes visto en una película: la humanidad en peligro por una peligrosa lluvia de comida gigante.
La crítica hacia los excesos del consumo de comida chatarra, el desperdicio y, porqué no, la comida transgénica, se siente directo, en su máxima expresión, cada vez que vemos gigantescos hot cakes caer sobre las casas, donas enormes rodar por las calles a punto de aplastar a las personas, o un peligroso tornado de spaghetti y albóndigas arrasando con todo a su paso. La comida nunca se había visto tan abrumadoramente convincente, deliciosa y, al mismo tiempo, amenazadora en una película animada. Tal es el panorama de un gris y aburrido pueblo, instalado en una isla perdida en el mapa, que ha vivido de consumir sardinas toda la vida. Flint Lockwood (voz de Bill Hadder), un desastroso pero genial aspirante a inventor, llega con el propósito de hacer funcionar un aparato capaz de transformar el agua en comida.
Me parece que entre los tantos puntos a favor de la película, está el hecho de no sentirse el peso comercial de tener un elenco de voces “estelar”. Anna Faris, por ejemplo, da voz a una atractiva aspirante a reportera, que se avergüenza de decir cosas inteligentes y que tiene un pasado oculto, que al ser revelado nos lleva directo al corazón de la historia: el ser auténtico. Entre las voces también se cuenta a James Caan, Bruce Campbell y, resucitado del panteón de estrellas olvidadas de los 1980, Mr. T, con un trabajo genial y a la altura de las circunstancias. Esto ayuda, además, a que Cloudy with… se perciba como una película sin pretensiones y divertida.
Visualmente Cloudy no deja de ser surrealista. Hay un momento en que se convierte en una suerte de parodia del cine de ciencia ficción. Orbitando alrededor de la Tierra, el invento de Flint se transforma en una albóndiga gigante, en cuyo interior habita, además de un ejército de pollos rostizados, un “cerebro maestro”, que es el que produce la comida. Es la clásica trama de una película de ciencia ficción serie B, en el que existe una amenaza científica y tecnológica fuera de control para la humanidad. Sólo que aquí es en versión buffet de comida de centro comercial, o como el engordado y, literalmente, “hambriento” de poder gobernador del pueblo (Campbell) ordena a la máquina de Flint: un buffet de todo-lo-que-puedas-comer estilo Las Vegas.
Pero no todo es tan delirantemente inquietante en Cloudy. Existen paisajes que son -y han sido- la fantasía de todo niño, como ver toda tu calle cubierta no de nieve, sino de helado de tres sabores, un arcoiris de frijoles de dulce, un palacio de gelatina amarilla, o en mi caso, hot cakes gigantes (miel de maple y mantequilla incluida) y rebanadas de pizzas enormes.
++Lo mejor: su elenco de voces originales y la estupenda manera de trasladar una trama fantacientífica serie B a un universo infantil.
++Lo peor: ciertas ausencias en el "menú", como tacos gigantes o, como Anna Faris menciona en una entrevista, burritos.
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