Aunque me gustó poco o nada la película, la secuencia de créditos de Sphere (1998) sí me ha parecido un trabajo rescatable. Hay dos temas visuales que los diseñadores han aprovechado bien: el agua y, por supuesto, la esfera. En tanto, de fondo se usan ocasionalmente ilustraciones de la novela “20,000 Leguas de Viaje Submarino”, de Julio Verne, en específico, las del ataque del calamar gigante al Nautilus, la nave que comandaba el capitán Nemo en la novela. Esta obra de Verne se menciona brevemente en la novela de Crichton (no tiene tanto protagonismo como en la película), para darle un paralelismo con la situación crítica que están viviendo los científicos en el fondo del océano.
Junto a estas imágenes de la obra de Verne, la mayor parte del tiempo el color de fondo es negro. Además de darle cierta elegancia al diseño en conjunto, produce también una sensación de vacío, un simbolismo de incertidumbre y miedo hacia lo que no se ve. Esto también tiene una referencia simbólica con la obscuridad total del fondo del océano en el que viven los personajes de la novela, uno de los elementos clave que sirven a Crichton para construir el suspenso en su novela.
Lo mejor de la secuencia de créditos, es cómo los diseñadores han usado los movimientos de ondas acuáticas para crear texturas visuales interesantes, en donde se ven reflejados algunos créditos. La esfera se utiliza de la misma forma, sólo que la estrategia visual es hacerla invisible, digamos, de cristal, mientras vemos los créditos pasar lentamente a través de la esfera que, evidente, está girando. Aquí el trabajo de animación y tipografía es simplemente genial.
La secuencia de créditos se convierte en un juego de distorsiones tipográficas dentro de la esfera, que sirve de pantalla invisible, y que va avanzando al ritmo de la música de fondo, de tonos intrigantes y misteriosos. Un buen trabajo, en definitiva, cuyo notable grafismo y diseño tipográfico no se extienden a lo que después la película tiene que ofrecer.
Junto a estas imágenes de la obra de Verne, la mayor parte del tiempo el color de fondo es negro. Además de darle cierta elegancia al diseño en conjunto, produce también una sensación de vacío, un simbolismo de incertidumbre y miedo hacia lo que no se ve. Esto también tiene una referencia simbólica con la obscuridad total del fondo del océano en el que viven los personajes de la novela, uno de los elementos clave que sirven a Crichton para construir el suspenso en su novela.
Lo mejor de la secuencia de créditos, es cómo los diseñadores han usado los movimientos de ondas acuáticas para crear texturas visuales interesantes, en donde se ven reflejados algunos créditos. La esfera se utiliza de la misma forma, sólo que la estrategia visual es hacerla invisible, digamos, de cristal, mientras vemos los créditos pasar lentamente a través de la esfera que, evidente, está girando. Aquí el trabajo de animación y tipografía es simplemente genial.
La secuencia de créditos se convierte en un juego de distorsiones tipográficas dentro de la esfera, que sirve de pantalla invisible, y que va avanzando al ritmo de la música de fondo, de tonos intrigantes y misteriosos. Un buen trabajo, en definitiva, cuyo notable grafismo y diseño tipográfico no se extienden a lo que después la película tiene que ofrecer.
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