SIEMPRE NOS QUEDARÁ MONTECARLO. Lily James y Armie Hammer |
Aunque considero muy superior la versión que Alfred Hitchcock hizo de Rebecca, novela de Daphne Du Maurier, Ben Wheatley hace un buen trabajo ofreciendo su propia visión. A pesar de que esta nueva producción de Netflix puede sentirse algo condensada, incluso muy básica, la esencia de la historia original está ahí: La inocencia de una chica sencilla, quien se enamora de un millonario, el cual sigue de luto por su fallecida esposa, la Rebecca del título.
En esta nueva adaptación de Rebecca, Lily James (Cenicienta) interpreta a la chica en cuestión, imprimiendo el encanto que la caracteriza, quien se verá a sí misma inmersa en un cuento de hadas. Durante un viaje a Montecarlo que realiza junto a la Sra. Van Hopper (Ann Dowd, estupenda aunque sea en un pequeño papel), una mujer adinerada y socialité para la cual trabaja como asistente personal y dama de compañía, nuestra protagonista conocerá a Maxim De Winter (Armie Hammer, sabiendo combinar sofisticación y obscuridad al mismo tiempo), un millonario. Hermético y emocionalmente difícil de descifrar, De Winter empieza a mostrar un inesperado interés por la tímida, insegura, y algo torpe chica, surgiendo entre ambos un romance que, tal vez de manera precipitada, terminará en ambos contrayendo matrimonio.
"¡Vivirás en una enorme casa junto a un fantasma!" le dice su incrédula y muy enojada ex jefa a la ahora Sra. De Winter, cuando ésta lo deje todo para iniciar su nueva vida junto a De Winter, y se vaya a vivir con él a Manderlay, nombre de su enorme residencia. Aquella última frase que su ex patrona le dice, esconde mucho del misterio que vendrá después. ¿Al decir fantasma, se refiere al recuerdo de la difunta esposa de De Winter? ¿O más bien se refería al mismo De Winter? La frase anticipa lo difícil que será para el personaje de Lily James encajar en su nueva vida en la palaciega residencia, en donde casi cada rincón esconde algún secreto de la vida pasada de De Winter y Rebecca. Su curiosidad incontenible la llevará a explorar la residencia, ante la constante y vigilante mirada de la ama de llaves, la obscura Sra. Danvers, interpretada soberbiamente por la gran Kristin Scott Thomas.
Desde el inicio adivinamos que Danvers no le pondrá las cosas muy fáciles a la Sra. De Winter para adaptarse a este nuevo mundo, la cual se encuentra batallando para acercarse al cada vez más lejano y poco comunicativo De Winter.
No he leído la novela (está en mis pendientes por hacer), pero quizás en la historia original hay un personaje que ofrezca más apoyo emocional a la recién casada. Frank Crawley (Tom Goodman-Hill), el amigo de Maxim, es en el filme el personaje que parece querer cubrir este vacío. Pero siento que Frank como que no tiene suficiente espacio ni tiempo en el filme. Sin embargo, Ben Wheatley consigue transmitir el tema principal de manera efectiva, es decir, el terrible peso emocional del pasado y de los recuerdos. Sin revelar mucho de la trama, es crucial la escena dramática durante la fiesta de disfraces, en donde, baste decir, la Sra. De Winter decide ponerse un vestido y peluca que tendrán un efecto inesperado en Maxim.
El diseño de producción es muy bueno, cosa que redondea más al filme. Y si bien Armie Hammer y Lily James no son precisamente Laurence Olivier o Joan Fontaine, quienes interpretaron a la pareja en la película de Hitchcock, sus actuaciones son muy buenas. Podemos agregar también la buena participación de Sam Ryley como Jack Favell, el misterioso familiar de Rebecca. Favell marca el giro de la historia de melodrama a una historia de misterio. Aunque en este punto el filme pierde algo de su toque de suspenso psicológico, lo cierto es que Ben Wheatley termina ofreciendo una versión aceptable de la novela, cuyo fuerte está más en las actuaciones que en su fuerza para contar una historia ya clásica del cine. ⭐⭐⭐1/2
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