miércoles, 30 de octubre de 2019

JOKER



EL QUE RÍE AL ÚLTIMO... Joaquín Phoenix en una nueva encarnación
de The Joker.
Si tuviera que contar la cantidad de Jokers que ha habido en cine y tele (desde el interpretado por César Romero en la serie de Batman de los 1960, pasando por el de la serie animada al cual Mark Hamill dio voz), estaría perdido. La verdad, ya he perdido la cuenta. De todas formas, cada uno de nosotros tenemos nuestro favorito (para mí, sería el de Jack Nicholson en el Batman de Tim Burton). Tal vez ahora incluya en mi lista el de Joaquin Phoenix en Joker, filme que se centra por primera vez en los orígenes del archivillano más icónico y complejo que haya tenido Batman. Y vaya Joker (o Guasón en estas latitudes), muy parecido al interpretado por el fallecido Heath Ledger en The Dark Knight. Aún así, Phoenix ha sabido imprimirle un pathos original. Además, el actor del labio leporino no podría haber estado más que perfecto para este trabajo. La historia de este filme, dirigida por Todd Philipps, más especializado en comedias que en otra cosa (para empezar, dirigió toda la trilogía de The Hangover) tiene extrañas similitudes con la reciente historia del actor, a quien, por inicios de esta década, le dio por querer dejar la actuación para iniciar una fallida carrera como rapero-hip-hopero (todo está en el documental I'm Still Here).
Es impresionante el peso que Phoenix perdió para interpretar al Guasón, aquí alter ego de Arthur Fleck, un pobrediablezco tipo que trabaja como payaso, ya sea haciendo malabares con un letrero para publicitar un negocio en las calles de Ciudad Gótica, o para entretener a niños enfermos en el hospital. Ambientada a inicios de los 1980, el relato nos cuenta cómo Fleck luchará por alcanzar su sueño de convertirse en un exitoso comediante. Algo que resulta interesante, es el hecho de ver durante la primera mitad que la memorable carcajada del villano se debe a una enfermedad compulsiva incontrolable. Aunque resulta por momentos irritante ver y oír en muchas escenas a Phoenix carcajearse incontrolablemente hasta echar las anginas (la risa loca del Mozart de Tom Hulce en Amadeus es graciosa y dulce en comparación), al final, este aspecto pasa a segundo plano. Uno acaba sucumbiendo en total empatia hacia un tipo patético, que recibe palizas casi a diario; al que todo le pasa y nada le funciona. Lo que mejor sabe hacer Arthur no es precisamente contar buenos chistes y ser gracioso (para lo cual, por cierto, es terrible), sino cuidar a su mamá (Frances Conroy, de American Horror Story), con quien vive.
Lo admirable de la dirección de Phillips, es que no tarda en sumergirnos en un mundo sofocante, obscuro, y violento, que más que lucir como las recientes adaptaciones de cómics de la DC, está más aterrizada en las calles nocturnas de Mean Streets o Taxi Driver, de Scorsese. No es extraño que Arthur termine recordándonos a los cinéfilos al Travis Bickle de Taxi Driver, entrada la segunda mitad de la película (¡Y sorpresa, sorpresa! Robert DeNiro aparece aquí haciendo un pequeño papel, como el anfitrión de un talk show), o al aspirante a comediante de The King of Comedy (también de Scorsese).
Pero se supone que estamos en Ciudad Gótica, no en Nueva York. Y entre que si estamos ante un plagio o un "filme inspirado en...", el verdadero deleite es ver la actuación de Joaquin Phoenix y su gradual transformación en el villano. Cierto incidente en el metro, no nada más detonarán en él las psicosis que acabarán moldeándolo, sino en toda la ciudad, con una plaga de violencia que pondrán difícil a Thomas Wayne (Brett Cullen) su elección como gobernador de la ciudad; el papá de cierto niño de nombre Bruce, quien más adelante se convertirá en el vigilante nocturno que todos conocemos.
Lo scorsesiano no nada más está en lugares, atmósferas, y personajes, sino también en el uso de la música. Hay una selección de canciones estupenda, con insistencia en el tema de los payasos y lo tragicómico de su profesión (otro tema del filme), especialmente en la canción "That's Life", clásica interpretada por Frank Sinatra. Y hablando de musicalidad, quizás este sea también el primer Joker con cierto sentido del ritmo en todos sus movimientos, cosa que Phoenix sabe imprimir con algunos pequeños bailes y contorsiones, que logran también acentuar sus cualidades enfermizas, que incluyen delirios y alucinaciones, que dan a este Guasón dimensiones nunca antes exploradas. ¿La venganza de un comediante, abusado y fracasado, contra su público y la sociedad?
Este filme sobre el Guasón tal vez no vaya a ser para todos, especialmente fan boys que seguramente estarán buscando más acción y efectos especiales, o sea, el factor entretenimiento y espectáculo, que incluso los filmes de Batman de Christopher Nolan sí tienen. Lo que tenemos aquí es algo completamente alejado de todo eso, un verdadero estudio de personaje, muy psicológico, que toma su tiempo para incubarse y desarrollarse; para diseccionarlo y observarlo, pero que con seguridad los amantes de los cómics encontrarán intrigante y fascinante.
⭐️⭐️⭐️⭐️

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