¿Y...QUÉ ES ESO? Bill Skarsgard regresa como Pennywise. |
Una de las cosas que hacen a Stephen King un gran escritor, es su enorme capacidad para narrar historias desde el punto de vista de entrañables grupos de amigos. Ahí está, por ejemplo, Stand by Me. Sin embargo, en este segundo capitulo de la saga de It, no puede dejar de sentirse que una buena historia ha sido truncada e interrumpida abruptamente. A diferencia de la novela original (cuya historia se desarrollaba entre 1958 y 1985) esta nueva adaptación está instalada nostálgicamente en 1989, año en donde nuestros niños protagonistas forman el "Loser's Club". Hay mucho que se ha perdido entre el primer filme (2017) y esta nueva entrega, la cual no es tan emocionante como aquella.
Ahora adultos, nuestros "losers" se encuentran viviendo muy lejos del pueblito de Derry, Maine, con excepción de Mike (Isaiah Mustafa), quien se encargará de reunirlos a todos (con una excepción, trágica e irreparable), debido a que Pennywise (Bill Skarsgard), el payaso diabólico de los ojos desviados y terror de las alcantarillas, ha regresado. Todos ellos llevan sus traumas a cuestas desde su niñez, y no están muy deseosos de volver en lo absoluto al pueblo que los vio nacer.
Luego de ver el filme, no evite el preguntame ¿no hubiera sido mejor que la novela fuera adaptada en forma de miniserie, en dos temporadas, tal y como se hizo por primera vez en 1990, con Tim Curry interpretando a Pennywise? Yo creo que sí. Andy Muschietti regresa en la dirección, con una segunda parte, para empezar, con media hora de duración de más en comparación al primer filme. Desafortunadamente, el resultado termina sintiéndose innecesariamente largo, y con la sensación de ya haber pasado por este camino antes. La película abre con un caso de homofobia, que lo único que tendrá que ver con la historia principal será que Pennywise se encargará de darle al brutal caso un característico toque festivo (un mar de globos rojos inunda la escena del crimen) y un final sangriento. Esto pondrá en alerta a Mike (cuya profesión no es muy clara, pero creo que es una especie de antropólogo-investigador-de-lo-paranormal y "shamán" aficionado), el cual no tardará en ponerse en contacto con todos y cada uno de sus antiguos amigos: Bill (James McAvoy), ahora un escritor, quien se encuentra trabajando en la adaptación de uno de sus libros al cine (¿alguna referencia a Stephen King y su carrera alterna en cine?), Beverly (Jessica Chastain), sobrellevando un matrimonio violento y no muy feliz; Richie (Bill "Saturday Night Live" Hader, en constante modo de comedia tendiente a lo irritante), el chico de anteojos de fondo de botella, ahora convertido en un nervioso comediante; Ben (Jay Ryan), el otrora niño regordete con alma de poeta, enamorado secretamente de Beverly, y Eddie (James Ransone), quien fuera el niño bajito, parlanchín y pesado. ¿Para qué reunirse exactamente? Por un antiguo pacto, sellado casi con sangre, 27 años atrás. Ah sí, y de paso, enfrentar -y, con suerte, vencer- al payaso tenebroso. Buena suerte con eso chicos.
El problema de esta segunda parte, no es únicamente que resulte demasiado larga, sino que, simplemente, no es tan buena como su antecesora. No hay duda que el reparto es atractivo, sobresaliendo las actuaciones de James McAvoy y Jessica Chastain, quienes formarán un complicado triángulo amoroso con Ben (el cual, por cierto, de ser gordito y cachetón, se ha convertido en algo cercano a un super modelo tipo Ricky Martin. En fin, la "magia" del cine). Lo malo, es que dicho triángulo no irá a ningún lado durante la trama.
Mientras el filme anterior se sentía con más cohesión y unidad, en especial, por que las historias de los chicos nos interesaban y mantenían atentos, la segunda película, a pesar de tener buenos momentos de horror surreal (estilo "A Nightmare on Elm Street", y otros más inclinados hacia "The Conjuring" o "Evil Dead"), todo salpicado con nostálgicas referencias cinéfilas (aunque nunca me quedó claro ese póster destruido de "You've got Mail"), se siente en todo su segundo acto desarticulada, con las subtramas de los personajes yendo cada una por su lado y sin un verdadero punto de interés que las una. Al principio, está extrañamente dirigida y sobreactuada (la secuencia en el restaurante chino está dirigida sin proporción y sin mucha credibilidad). Toda su estructura es tan derivativa, que hasta su clímax final es un dèja vu de algo que ya vimos hace 2 años, con el mismo tema de enfrentar tus miedos más profundos como símbolo de crecimiento.
En ese sentido, lo que acaba salvando este segundo capítulo de It (y no es el cameo de Stephen King como vendedor de antigüedades) son sus flashbacks a 1989; ese insistente regreso de ver a la pandilla nuevamente como niños, con toda su inocencia y vulnerabilidad, viendo algunos cabos sueltos atándose y fortaleciéndose. Con sus fallas y desaciertos, It 2 pasa nada más como un entretenimiento para una tarde de domingo ociosa. Excepto para aquellos con "payaso-fobias".
⭐️⭐️⭐️
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