A ECHAR RAÍCES. Saoirse Ronan en "Brooklyn". |
Brooklyn es un visible filme de época, sin ser necesariamente una gran producción hollywoodense. Se sostiene bien en ese sentido. Nos sitúa eficazmente en los 1950s con mínimos recursos, con un tema romántico por excelencia: la nostalgia por el país natal. Aunque dicho tema no alcanza su máximo potencial, su protagonista, Saoirse Ronan, sí lo consigue. Ronan está magnífica, derrochando vulnerabilidad, belleza, y una mirada profundamente azul que se pierde en nostálgicos recuerdos. Dirigida por John Crowley (Is Anybody There?), Brooklyn empieza como una sensible reflexión sobre la inmigración, y lo que emocionalmente significa dejar atrás el terruño, en búsqueda de un mejor futuro y del "sueño Americano". Desafortunadamente, la trama termina por seguir los lineamientos del melodrama romántico más convencional. Ronan interpreta a Ellis, una chica que es forzada a dejar su natal Irlanda y emigrar a Nueva York, con la ayuda de su hermana (Fiona Glascott). A pesar del contacto que tiene con la basta comunidad irlandesa en N.Y., o de contar con el apoyo de un sacerdote irlandés (Jim Broadbent), la nostalgia la invadirá como una enfermedad. Algo que Crowley transmite con suma eficacia es el sentimiento de melancolía y de desolación, que prevalece durante la primera mitad. El principal trabajo de Ellis es adaptarse a una nueva vida, a las costumbres y entorno de la sociedad en la que vive. Julie Walters se roba cada escena en la que aparece, como la dueña de la casa en donde Ellis se encuentra hospedada junto a otras chicas. Con casi todas sus escenas sentada a la cabeza de una mesa, la actuación de Julie Walters combina severidad y gracia de una forma única, agregando un tono cómico que se siente refrescante. Su personaje es como una especie de figura materna para Ellis, quien no tardará en adaptarse, en echar raíces. Conocerá a un hombre (Emory Cohen), se enamorará, y el gran dilema vendrá cuando Ellis tenga que regresar a Irlanda (por razones que no se pueden revelar aquí). Entra a escena otro hombre (Domnhall Gleeson), un abogado con mejor preparación y educación, el cual capta la atención de Ellis de inmediato. ¿Regresar, o no regresar a America? Brooklyn es una película que se aprecia más por sus pequeños detalles, como las buenas actuaciones en general de todo su reparto. Crowley se centra más en profundizar en el aspecto emocional de su protagonista; en cómo su aventura al otro lado del charco la transforma, la hace madurar, crecer, y fortalecerse.
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